NAVIDADES O NAVIDAD

P. Félix Jiménez Tutor, escolapio.....

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Los chinos que no saben nada de la Navidad cristiana, sí saben mucho de las navidades y nos venden Papás Noel, arbolitos de plástico, niños Jesús rubios o morenos y todos los adornos horteras e innecesarios con los que adornamos el rincón oscuro del salón.

El Corte Inglés, con sus grandes fachadas luminosas, es el especialista de las navidades. Tiene su sección navideña sofisticada y elegante, pero tan hortera e innecesaria como la de los chinos.

Para mí los belenes, lo confieso, representan lo superfluo, son el decorado navideño inevitable de la Plaza Mayor y de las iglesias y cuanto más complicados y más ornamentados tanto más innecesarios.

Las navidades tienen su ritual y su ceremonial. Todos enviamos tarjetas con dos palabras: Felices Fiestas o Feliz Navidad que nada dicen y a nada convocan.

Desparecidas las tarjetas clásicas, ahora las tarjetas hablan de nosotros: foto de familia, foto del hijo recién nacido, foto del negocio, foto con la iglesia de Santo Domingo como escenario… los selfies del Yo, odiamos las ideas y nos quedan nuestros autorretratos, las navidades somos nosotros y nadie más que nosotros, nosotros en el mar o en la montaña, en la casa rural soriana o en el resort caribeño.

Navidades o solsticio de invierno, vacaciones gastronómicas, tiempo lúdico para hombres que no saben cómo llenar el tiempo más alargado y más vacío del año. Sí, las navidades han dejado de ser la fiesta cristiana de ayer en un mundo cada vez más plural y más secular.

No seré yo quien critique las mil y una visiones de las navidades. Los ateos americanos han colgado a la entrada del Lincoln Tunnel una pancarta que dice: “You know it’s a myth”, -ustedes saben que es un mito y a la salida del túnel los católicos colgaron otra que dice: “You know it’s real”, -ustedes saben que es verdad-. La guerra de las navidades, mito o realidad, pretender que Cristo sea el centro de estas fiestas, es vivir en un pasado que, si alguna vez existió, hay que enterrar.

En España esta guerra no existe. La única guerra importante es decidir quién es mejor, Messi o Ronaldo, el Barcelona o el Madrid. El fútbol es la droga total.

Las navidades y la Navidad no son rivales. Las navidades son fiestas laicas para gentes que han perdido o han crecido sin raíces cristianas por más gotitas de nostalgia o de ternura con las que las queramos asperjar. Las navidades, patrimonio de la humanidad, son para todos, creyentes, ateos y agnósticos. La Navidad es para mí y unos pocos más. La Navidad es importante para los cristianos porque Jesús es importante para nosotros. Es el cumpleaños de Jesús, no el nuestro.

Es una pena que nosotros hayamos hecho de lo normal algo anormal y hasta hayamos traficado con el ADN de Dios y de su hijo. Me gustaría verificar su certificado de nacimiento y reescribir su genealogía.

La Navidad celebra el nacimiento de un niño, Jesús de Nazaret, acontecimiento tan normal e insignificante que a los evangelistas Marcos y Juan no les interesa. Mateo ensombrece la noticia con la represión cruel de Herodes de la cual se libra huyendo a Egipto. Lucas, más grandioso y más idílico, empequeñece el edicto del emperador Augusto para proclamar por boca de los ángeles y de los pastores el edicto de la Buena Noticia, del nacimiento del que será el nuevo emperador de la paz y del amor.

La Navidad, desnudada de sus ropajes literarios y folclóricos y contemplada en cueros, es tiempo de silencio y de adoración.

Son muchos los grandes hombres que despiertan nuestra envidia y admiración por su servicio generoso y desinteresado en aliviar los sufrimientos que oprimen a los hombres en este mundo tan duro, tan injusto y tan inhumano.

Obama en su panegírico para despedir a Nelson Mandela dijo: “He makes me want to be a better man”.”Me hace querer ser un hombre mejor”.

La Navidad nos convoca a los seguidores de Jesús a algo más que ser mejores personas, mejores ciudadanos y mejores cristianos, nos convoca a entregar la vida, no por mera filantropía, sino a ejemplo del mejor hombre, el mejor amigo, el único Salvador.

A los que celebran el solsticio de invierno y a los neopaganos del pensamiento débil, les deseo unas muy felices navidades.

A los adoradores del único hombre que es saludado todos los días con un “Te quiero”, les deseo una Muy Feliz Navidad.

A todos los lectores de HERALDO SORIA: FELIZ NAVIDAD y felices