Peregrinos o Turistas

P. Félix Jiménez Tutor, escolapio.....

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Peregrinar is a fact of life, turistear es una actividad agotadora, una distracción maravillosa.

Hay personas que viven toda su vida como peregrinos y hay personas que viven sus días y sus noches como turistas.

Acabo de releer el Poema de Gilgamesh, “el relato más antiguo del mundo”. Gilgamesh, rey de Uruk, triste y decepcionado, emprende un largo y peligroso viaje, peregrinación, en busca de la inmortalidad. Recibe las bendiciones de los dioses y sus consejos antes de emprender su peregrinación. “Cava un pozo cuando te detengas para pasar la noche, llena tus odres de agua fresca, haz cada día una ofrenda a Shamash y recuerda a Lugalbanda, tu padre, que también viajó a las lejanas montañas”. “Ven, mira esta maravillosa planta , el antídoto del temor a la muerte”.

Vencer la muerte, ser inmortal, es el viaje de los héroes. Gilgamesh acepta finalmente la muerte y se consuela con conquistar la planta de la eterna juventud, planta que la serpiente le roba y come y frustra el último antojo del héroe.

Adán y Eva, obra del alfarero divino, son también vestidos por el modisto divino, son arrojados del Edén cuya puerta blindada se cierra y se colocan cámaras para que “no vaya ahora a alargar su mano y tome también del árbol de la vida, coma de él y viva para siempre”.Gn 3,22

Los Israelitas fueron condenados a peregrinar durante 40 años por el desierto hasta alcanzar, no la inmortalidad, sino una tierra que mana leche y miel, la libertad, la vida.

El hombre, ser para la muerte, está condenado a emprender la Gran Peregrinación y, entre su principio y su final, su vida está jalonada de pequeñas y anecdóticas peregrinaciones.

Peregrinar no es pulpitear, ni turistear, la meta es lo menos importante, es un viaje al interior, al Yo Más Profundo, a la Profundidad de Dios. Peregrinar tiene que ver con la Religión como ligue con Dios, no con la religión, colección de inesenciales que entretienen pero no salvan.

Peregrinar es vivir a la intemperie, experimentar la dureza del camino, poner bridas al cuerpo y exhausto caer ante el Pórtico de la Gloria.

Esto me dice el Santo y el Verdadero, te he dejado una puerta abierta, sí, a ti, que tienes poca fuerza, pero has guardado mi Palabra y me buscas hasta en el Camino de Santiago. Camino que quiero sea espiritual y místico, alejado de las distracciones de los turistas. La Biblia, GPS divino, será mi guía.

Los judíos, sin reliquias, sin santos y sin Templo, no tienen un lugar sagrado al que peregrinar.

El Shul, santuario donde se estudia la Torah, es el lugar al que peregrinan día tras día.

Los musulmanes peregrinan a la Meca una vez al año o una vez en la vida.

Los católicos son cada día más turistas que peregrinos. Roma es una gran distracción. San Pedro y los museos vaticanos atesoran arte tan exquisito que anestesia y el Papa, bajo cualquier nombre, adorado más como una celebridad que como guía espiritual, deslumbra durante unos segundos y se eclipsa, su mensaje ni se oye ni interesa. Tener una foto con el Papa es como haberse codeado con el mismo Jesús de Nazaret.

La Virgen, esa mujer conocida bajo miles de nombres, es la mujer más ocupada del mundo, si no se aparece en el más remoto rincón del planeta tierra, no hay que preocuparse, alguien la hará aparecerse y, entre lágrimas de alegría y ave marías, nos contará su mensaje, el de siempre. La Virgen sólo tiene un sermón.

Y la Virgen nos tiene tan ocupados a los católicos que las peregrinaciones y romerías marianas llenan nuestra geografía y nuestros calendarios.

Francia tiene 592 santuarios marianos y nuestra España tiene grandes santuarios o pequeñas ermitas en cada ciudad y en cada pueblo. Los países católicos del mundo son marianos y, a veces, poco más.

Ayer estuvo de moda la devoción a las reliquias, pero por fin hemos caído en la cuenta de que el 99,99 son falsas y hemos dejado de besarlas y de adorarlas.

Hoy las peregrinaciones marianas se han convertido en Big Business, son más turismo religioso que peregrinaciones, más conocimiento del patrimonio artístico que conocimiento de la Religión. Para muchos turistas esos breves momentos vividos en el vientre de la ballena catedralicia pueden convertirse en teachable moments de espiritualidad.

La Catedral de Chartres, visitada con mis alumnos, era para mí nostalgia de mi admirado Charles Péguy y éxtasis ante el más sexy monumento arquitectónico. La belleza esconde siempre una veta abierta a la sensualidad.

Una de mis feligresas de New York me confesó mientras almorzábamos un delicioso brunch que había peregrinado a los siguientes santuarios marianos: La Guadalupana en México, Fátima en Portugal, Lourdes en Francia, El Pilar y Montserrat en España, Medjugorje en Bosnia Herzegovina, La Altagracia en Santo Domingo, en Roma… “años peregrinando para pedirle a la Virgen un hijo que nunca concebí, me siento decepcionada”. Esta mujer como Raquel, la del patriarca Jacob, le decía a la Virgen: “Dame un hijo o me muero”.

Peregrinar cada domingo al Templo Parroquial es para muchos un acto heróico. Yo recordaba a los reunidos en asamblea de fe que íbamos a subir un ocho mil, Everest a escalar no con medios sofisticados y carísimos sino con la ayuda del Señor.

A un santuario famoso se va por desesperación o por turismo, al Templo Parroquial se va, quiero creer, sólo por fe.