Qué fue de Walter Kasper

P. Félix Jiménez Tutor, escolapio.....

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Walter Kasper, el teólogo de la Misericordia, del camino penitencial, del sí a la comunión de los matrimonios imperfectos, el pararrayos de los fracasados, el blanco de las iras de todos los cardenales conservadores, el teólogo del Papa Francisco, el Quijote sin lanza pero lleno de argumentos que ha dejado sin premio a los millones de Sancho Panzas , ¿qué ha sido de Walter Kasper?

Antes de leer la Exhortación Apostólica Postsinodal, -La Alegría del Amor-, título de canción pop, he repasado la letra pequeña a pie de página, obras y documentos, que le confieren peso y autoridad.

No me sorprenden los nombrados, pero sí me sorprenden los no citados. No he encontrado citas del Cantar de los Cantares, lujuria demasiado explícita para encajarla en el número 150, "la dimensión erótica del amor". "Todas las Escrituras son santas, pero el Cantar de los Cantares es el Santo de los Santos", proclama del sabio Akiva.

Las fuentes de la Exhortación: Relación final del Sínodo, Código de Derecho Canónico, Catecismo de la Iglesia. Humanae Vitae, Catequesis del Papa, Conferencias episcopales, Vaticano II, documentos de los últimos Papas, Santo Tomás...no pregonan unos cielos abiertos sino los nubarrones de siempre adornados con nuevas puntillas pero tan clericales como las de ayer.

Estas fuentes eternas siempre manan el mismo agua. Estas citas, siempre citadas, pesan tanto que es imposible levantar el vuelo. Por cierto, no se recoge ninguna intervención de los laicos que participaron con voz, pero sin voto, en el Sínodo.

Hay citas de poetas como Octavio Paz y Mario Benedetti y citas de algunos pensadores como Pieper, Gabriel Marcel, Erich Fromm, frasecitas que nada aportan al documento. Poca erudición y nula modernidad. Las distintas manos que han elaborado el documento podrían haber citado fuentes más elocuentes y atrevidas, a Walter Kasper, dinamizador del Sínodo, sin ir más lejos.

Walter Kasper está desaparecido. Al pregonero más entusiasta y más aventurero del Sínodo ya no se le necesita.

Al Amor no se le pueden poner puertas. El Amor es Dios. El ser humano, imagen de Dios, está condenado a amar, a desbordarse y no hay diques ni leyes ni doctrinas que lo puedan controlar.

"Dios lo tiene todo previsto, pero el derecho de elegir es propio del hombre", dice Akiva.