COSAS MAYORES

P. Félix Jiménez Tutor, escolapio

   

 

Una nota biográfica de Heraldo de Aragón sobre Santos Abril, futuro cardenal, decía que sólo fue párroco de Celadas durante un año porque había nacido para “cosas mayores”.

Sí, en todas las instituciones piramidales esas “Cosas mayores” son subir el escalafón, llegar a la cumbre, entrar en el club privado del poder.

La Iglesia, imperializada desde Constantino, premia no a sus mejores hijos sino a los más afines, a los que no causan oleajes, a los piadosos, a los yes-men.

El Vaticano acaba de hacer pública la lista de los 22 nuevos cardenales, esos Señores que bajo sus sedas escarlatas escandalizan y ofenden al mismísimo Jesucristo y con esos títulos tan desconocidos en los evangelios como en las sociedades democráticas, forman la aristocracia eclesiástica, son los llamados a “cosas mayores”, a ser algo más que un pobre cura de Celadas o de Camparañón.

¿A quién le pueden interesar esos 22 nombres?

A mí nada y a millones de católicos del mundo menos que nada. Sí le interesan a Benedicto XVI y a unos pocos aspirantes a vestirse de púrpura y a presumir de títulos principescos.

Europa donde los valores espirituales no son nada porque, perdida el alma, sólo quiere salvar el euro, esta Europa sin fe y sin brújula religiosa es la que ha premiado Benedicto XVI nombrando 16 cardenales europeos, de los cuales siete son italianos.

La Europa de hoy es vieja y postcristiana. De nada sirve reeditar el pasado, hay que inventar el futuro.

Peor noticia es que diez de los nuevos cardenales pertenecen a la Curia Romana, esa zona oscura y burocrática del Vaticano que es más conservadora que cualquier obispo diocesano. Ya son el 35% de los electores en el cercano cónclave y tienen la llave del Habemus Papam.

Juan XXIII, mi preferido, abrió las ventanas de la Iglesia, hoy, demasiada ventilación secular, hay que cerrarlas.

África que en 1910 contaba con ocho millones de cristianos y en el 2010 supera los 516 millones no ha merecido ni un guiño ni un reconocimiento.

América latina, continente católico, tiene una representación simbólica con un cardenal de Brasil.

El Oriente Próximo, cuna del cristianismo se desangra y con la ferocidad e intolerancia del Islam los cristianos pueden llegar a desaparecer totalmente.

El Oriente lejano, fecundo en vocaciones y en nuevos cristianos, tiene 1 cardenal de la India y otro de Hong Kong.

Dicen que Dios deja la vieja y aburrida Europa y emigra al sur mientras el sur emigra a Europa y la llena de minaretes y de iglesias evangélicas.

Benedicto XVI, menos internacional que Juan Pablo II, añora una Europa que ya no existe..