400 BILLONES DE ESTRELLAS

P. Félix Jiménez Tutor, escolapio

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El agujero que el estadio de los Dallas Cowboys tiene en el techo está pensado para que “Dios pueda ver jugar a su equipo”. Dios, mero espectador, siente envidia de que le roben la gloria sólo a él debida.

Los estadios y todos los gigantescos complejos deportivos del mundo son los nuevos panteones donde damos culto, entre maldiciones y blasfemias, a los ídolos de pies de barro. Nadie recuerda a estos dioses liliputianos como se le recordaba al César cuando entraba victorioso en Roma: Recuerda que eres mortal.

Ignoramos a los premios Nobel de física, medicina, matemáticas…esos hombres que en sus cubículos transforman el mundo y celebramos y levantamos altares a los que nos entretienen, nos ayudan a matar el tiempo y no son, casi nunca, modelos de nada.

La COPE, emisora de los obispos, dedica más horas al fútbol que cualquier otra emisora. Y me sorprende aún más que los muchachos que conducen el programa sean tan vulgares como sus fans.

Los deportistas españoles, nuestros héroes, nuestros dioses, única gloria exportable, gozan de fama, ganan dinero a espuertas y se les da más culto que a los santos, pero yo no conozco a ninguno que sea ejemplo de fe y menos aún que la proclame a los cuatro vientos.

Las cuestiones del alma abandonaron hace tiempo las aulas y todos los foros en nuestra sociedad.

En América se oyen aún todas las voces incluidas las de la fe. Algunos deportistas son  famosos y son tema de conversación en la prensa, la radio y la televisión por sus convicciones religiosas y por su pública profesión de fe, al margen de sus habilidades deportivas.

Tim Tebow celebró la Pascua de resurrección en Gerogetown, Texas, invitado por el pastor de la Celebration Church. Quince mil personas acudieron a escuchar el testimonio y el sermón del famoso quarterback. “One nation under God”.

Bubba Watson, chaqueta verde en Augusta, exclamó antes de ponérsela: “To God be the glory”. “Quiero dar las gracias a Jesucristo, mi Señor y Salvador”.

Stevie Johnson, jugador de fútbol americano, dice en su Twitter: “I praise you 24/”. Te alabo 24/7.

Los deportistas imitados, invocados y celebrados por los niños y jóvenes, lo quieran o no, son modelos y espejos en los que se miran diariamente. Más que el vértigo de la fama deberían experimentar el vértigo de la responsabilidad.

Pensar que hay unos 400 billones de estrellas en nuestra galaxia, me enseña a relativizar todas las estrellas humanas.