DICIEMBRE EN ESTADO DE ALARMA

P. Félix Jiménez Tutor, escolapio.....

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Diciembre con su puente kilométrico y sus fiestas navideñas es para muchos un mes de vacaciones.

Diciembre, última hoja del calendario, es mes a eliminar cuanto antes. Todos tenemos ansias de estrenar algo, aunque sólo sea un nuevo calendario.

Diciembre ha sido un mes guerrero, una pesadilla.

Un puñado de controladores aéreos, sin escrúpulos, -me sorprende que haya tan pocas vocaciones para el trabajo mejor pagado de España- han aullado como lobos y nos han metido el miedo en el cuerpo, nos han declarado la guerra y, querámoslo o no, tienen la sartén por el mango. A estos chulos no los amansa ni el ejército. Por favor, que les den un vibrador a ver si se calman.

Diciembre es el mes de la guerra de la Navidad.

Ateos y cristianos, en unos países más que en otros, se declaran la guerra porque ambos bandos quieren adueñarse del mes más emblemático del calendario.

No caen en la cuenta de que los dueños de la Primera y única Navidad es el consumismo desenfrenado e imparable.

Dichosos los ateos y los cristianos que declaran la guerra a Macy’s, el Corte Inglés, Harrods, Les Galeries Lafayette…

En Fort Worth pasa un autobús con un mensaje ateo: “Millones de personas son buenas sin Dios”. Minutos después pasa el siguiente y predica: “Todavía te quiero. Dios. Dos mil millones de personas son buenas con Dios”.

Los autobuses, púlpitos ambulantes, recorren la ciudad en son de guerra.

Los ateos, minoría en estado de alarma, quieren en Diciembre predicar su bondad y su fidelidad a la humanidad y a la tierra sin necesidad de la música celestial.

En España, país culturalmente navideño, los ateos se saben mayoría y ni liquean nada ni hacen la guerra, simplemente ignoran la Navidad. Una guerra menos.

Wikileaks, la mejor noticia del 2010, nos ha permitido leer los labios de los poderosos, descifrar sus secretos malévolos y despreciar sus declaraciones solemnes, oficiales, frente a los micrófonos. “Todo lo que digáis al oído será proclamado desde los tejados”. Esto vale para los políticos y para los curas. Wikileaks es el escáner del aeropuerto, te deja en pelotas.

La censura se pone en pie de guerra para matar el mensaje y el mensajero.

Diciembre 2010 es un ujier cabreado que nos deja en el umbral del mes de enero 2011.

¿Seguirá siendo la palabra “corrupción” la más pronunciada en nuestras conversaciones?

¿Seguirá siendo la “crisis” el leviatán que nos quite el sueño?

2011, Bienvenido al mundo de los vivos.

Los necios vivirán pendientes de tus días, tus horas y minutos. Nosotros, olvidadas todas las guerras, te beberemos apasionadamente y construiremos un mundo sin etiquetas, en paz.