EL LIBRO DE BENEDICTO XVI

P. Félix Jiménez Tutor, escolapio

   

 


Jesús de Nazaret es citado y evocado por todo tipo de gentes. Para Thomas Jefferson, autor de la Declaración de Independencia de Estados Unidos, Jesús de Nazaret fue un incomparable maestro de moral, para el presidente Bush "el filósofo que cambió mi corazón", para Hugo Chávez un revolucionario, para Cho Seung Hui, el Rambo y suicida de Virginia Tech, su muerte fue como la de Jesucristo y para Benedicto XVI "el que nos trajo a Dios".

Los españoles, más ritualistas, lo paseamos por las calles en las procesiones pero no lo paseamos por el corazón.

Los libros publicados sobre Jesús de Nazaret, según el censo de la Biblioteca del Congreso de Washington, son 17.239.

Benedicto XVI, teólogo, presidente de la Congregación de la Fe y, hoy, Papa además de gobernar la Iglesia con el piloto automático, escribe.

Su libro, "Jesús de Nazaret", ya ha sido publicado en Italia, Alemania y Polonia. Otras diecisiete lenguas esperan traducción.

No lo he leído y en la espera me entretiene y divierte "Hoy, Júpiter" de Luis Landero.

Una frase del libro que todas las recensiones citan y me bulle en la cabeza es: "Cualquiera puede contradecirme" porque es "mi personal búsqueda del rostro del Señor".

El libro lleva la firma del teólogo y del Papa. ¿Se atreverá algún teólogo católico a contradecirle?

La verdad es que no hace falta. Ya ha sido contradicho por los miles de pensadores, teólogos y artistas que se han acercado al hombre más controvertido, más admirado y más apasionadamente combatido o celebrado.

Los evangelios canónicos, nuestra única fuente, no son documentos históricos, son documentos de fe. "Hemos escrito estas señales para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y con esta fe tengáis vida gracias a él". Juan 20, 31

Reconciliar el Jesús de la historia con el Jesús de la fe es resolver la cuadratura del círculo.

Jesús de Nazaret es más que el Número Uno, más que el ídolo de una efímera generación, más que una estrella en el firmamento de la religión. No lo puede monopolizar ni una religión ni cabe en un libro por muy del Papa que sea.

Visto desde miles de ángulos resulta maravilloso y polifónico. Un moralista, un loco obsesionado por la escatología, un cínico vagabundo, un judío marginal…

En La Vie de Jésus de Ernest Renan, obra maestra de la literatura francesa, es descrito como dulce soñador, caminante sonriente por la campiña de Galilea, romántico universal que se ve envuelto sin querer en un drama sorprendente. Y después de su muerte, una mujer enamorada entrega al mundo un dios resucitado.

En el libro "After 2000 Years" Gerd Ludeman lucha por encontrar respuestas a las preguntas que los investigadores se han planteado durante 2000 años y seguirán planteándose por los siglos de los siglos. Algo así como llegar al corazón de la cebolla después de arrancar capa tras capa.

El siglo XX identificó a Jesús de Nazaret con el marxismo. El Jesús divino se desdibujó y el humano fascinó.

El "Jesucristo Liberador" de Jon Sobrino y Boff contradice, mejor, complementa al de Benedicto XVI. Estos teólogos, silenciados y castigados por no enfatizar la divinidad de Jesús, más que a un conflicto de fe se enfrentan a un conflicto de poder con el que invita en su libro a contradecirle.

Esta selva de opiniones y libros es fascinante e impenetrable.

Hay títulos más que curiosos: "Jesús lava más blanco: o como la iglesia católica inventó el marketing" y "El Jesús americano. Cómo el Hijo de Dios se convirtió en un icono nacional".

Benedicto XVI, profesional de la teología, anda por derroteros más tradicionales y seguros y a la pregunta: "¿Qué trajo Jesús si no trajo la paz al mundo, el bienestar para todos y un mundo mejor?" Contesta: "La respuesta es muy simple: trajo a Dios".
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