EL NUEVO ATEISMO

P. Félix Jiménez Tutor, escolapio

 

 

Terminado el diluvio universal, del arca de Noé salieron todos los animales puros e impuros y, en total libertad, poblaron la tierra.

En las sociedades abiertas de occidente todos salen del arca, del armario, dicen hoy.

Los gays se manifestaron ante Benedicto XVI.

El futbolista del Bayern Munich, Mario Gómez, acaba de exhortar a sus colegas a salir del armario y a atreverse a beber la copa de la ira de sus fans.

Ahora sólo mata el insignificante cigarrillo, todo lo demás es saludable y está permitido.

¿No crees en Dios? Apúntate al Club. Sal del armario.

Este anuncio, uno más de esta colección ya familiar, es una invitación a esa tropa incontable de no creyentes a salir del armario y a afiliarse. Ateos del mundo, uníos.

El Nuevo Ateismo quiere ser militante. Christopher Hitchens, uno de los cuatro jinetes del nuevo ateismo dice: “Creo que la religión debe ser tratada con el ridículo, con odio, y desprecio y yo me atribuyo este derecho”.

Los ateos cansados de existir en las lúgubres bodegas de la sociedad quieren tener voz en la plaza pública, que es de todos, y dejar de ser una minoría ignorada.

El Nuevo Ateismo, el del siglo XXI, se define por su celo misionero y su deseo de convertirse en un movimiento visible y vociferante.

Saben y constatan que ningún país occidental puede presumir ya de ser una “nación cristiana” y que la vieja Europa  hace tiempo que dejó de ser “un continente cristiano”.

En estos países son muchos los que aún se dicen cristianos, pero son cada día más los que no practican la fe, cada día más los que dejan de pertenecer a las Iglesias.

Creen en no saben muy bien en qué, pero saben que no pertenecen a nadie.

Apúntate al Club, existe un gran mercado a evangelizar.

El Nuevo Ateismo tiene sus apóstoles y predican el evangelio de la Razón en las vallas publicitarias, los periódicos, en la televisión, en los cada día más concurridos simposios…, aún no tienen sus canciones litúrgicas, pero ya tienen sus círculos, sus sacerdotes y una literatura muy abundante y provocadora.

Tienen rostro, tienen voz, respetuosa unas veces, vitriólica otras y ya son contados.

El Nuevo Ateismo desprecia las creencias y valora los comportamientos. Se puede ser bueno, hacer el bien y dialogar con los creyentes al margen de la fe.

No es mi Club. Reconozco que son muchos los que a mi alrededor se han liberado del yugo de la Religión y ya no luchan por conservar la poca fe que les queda.

Los animales puros e impuros, a pesar de las estrecheces del arca, convivieron juntos y sobrevivieron en medio de la gran tormenta.

Ateos y creyentes que vivimos unidos en la común humanidad en el arca, nuestro planeta, somos llamados a convivir en paz, en diálogo y en amistad.