LOS INDEPENDIENTES

Félix Jiménez Tutor, escolapio

 

 

Los partidos políticos tienen sus incondicionales, los afiliados de siempre, los que pagan cuota, los que votan listas de enchufados, veneran al jefe y hacen proselitismo.

Pero los que deciden las elecciones son los independientes, votantes libres e ilustrados, que no se someten a ningún yugo, pues saben que todos los yugos son opresores.

En estos tiempos libertarios, tiempos del Yo, nadie quiere someterse a ninguna ideología, a ninguna iglesia, ni siquiera a Dios.

La etiqueta de independiente nos sienta bien a todos.

Para no uncirse al yugo de la religión, los independientes dicen ser “espirituales” sin credos, sin dogmas, sin prohibiciones y sin pirámides jerárquicas. Es su forma de protestar contra la rigidez de la religión organizada.

Los independientes son cada día más numerosos en el mundo de la política y de las religiones. Dicen que si hay 310 millones de americanos hay 310 millones de religiones.

Perdido el sentido de la fascinación ante el misterio, somos la “material girl” de Madonna.

La mayoría de los católicos son independientes, incluida la juventud de Benedicto XVI.

El menú de Benedicto XVI se nos antoja insípido, es un ayer inmutable. Le falta la sal y la pimienta.

No creo, los independientes aquí no votan ni la inmensa mayoría de los afiliados, que elimine ninguno de esos platos que ya nadie pide.

Son muchos los católicos excluidos que sufren por razones muy personales.

El Arzobispo Robert Zollitsch de Friburgo, presidente de la Conferencia Episcopal de Alemania, defiende la necesidad de examinar y permitir a los divorciados re-casados recibir la comunión.

De hecho son muchos los católicos en esta situación que comulgan con el consentimiento de sus párrocos.

Ahora que lo queremos todo personalizado, desde la alfombra a la entrada del piso hasta el tatuaje del trasero, queremos también una religión personalizada e independiente, a la medida del consumidor.

Hoy sólo nos despersonaliza y fanatiza nuestro equipo de fútbol.

Todos, militantes e independientes, hinchas y fachas, todos frecuentamos la Iglesia Universal de Google, presente en todas partes y al mismo tiempo.

Búscame en Google, no en la iglesia.

Yo estoy convencido de que aunque Benedicto XVI aceptara el menú de la nueva cocina de los teólogos y cristianos progresistas, los independientes seguirán siendo cada día más numerosos.


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