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MONICIONES Y ORACIÓN DE LOS FIELES - CICLO B Cuarto Domingo de Adviento P. Félix Jiménez Tutor, escolapio |
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ENTRADA Bienvenidos hermanos a la celebración de la eucaristía en este cuarto domingo de Adviento. El domingo es un regalo de Dios para cada uno de nosotros. Estamos invitados a compartir la misma Palabra, la misma mesa y la compañía de los hermanos. Una oportunidad más para darle a Dios un “sí”, pequeño o grande pero un sí como el de María. María presente en el Adviento como vasija de la verdad, como madre del salvador, como esclava del Señor. Comencemos nuestra celebración con el canto de entrada. PRIMERA LECTURA La profecía de construir una casa no se refiere a un palacio ni a un templo sino a una familia, una dinastía que gobernará a Israel. Un descendiente surgirá de la casa de David y habitará en el mundo de los hombres. Dios promete a David un reino que durará por los siglos. Dios estaba con David y con María y está también con todos nosotros. Escuchemos la proclamación de la Palabra de Dios. SEGUNDA LECTURA Pablo nos asegura que la promesa hecha a David se ha cumplido en la persona de Jesucristo. María se convirtió en la morada apropiada del que iba a hospedarse entre nosotros. Escuchemos la proclamación de la Palabra de Dios. EVANGELIO María nos entrega al niño que el mundo ha estado esperando. Con el sí de María, el creador da un nuevo impulso a toda la creación y a nosotros nos plenifica y nos salva. Una vez más proclamamos el relato de la Anunciación. Escuchemos la proclamación del Evangelio. ORACIÓN DE LOS FIELES
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