MONICIONES Y ORACIÓN DE LOS FIELES - CICLO B

 Tercer Domingo de Cuaresma

P. Félix Jiménez Tutor, escolapio

   

 

 Escritura:

Êxodo 20, 1-17; 1 Corintios 1, 22-25; Juan 2, 13-25

ENTRADA

Bienvenidos todos a la casa del Padre, casa de oración, alabanza y acción de gracias.

Celebramos hoy el tercer domingo de cuaresma.

La Palabra de Dios es hermosa y exigente.

Estamos llamados a escucharla y a vivirla. Aquí hemos venido a llenarnos del espíritu de Jesús, a llenarnos de su paz y de su amor.

Celebremos juntos el día del Señor y descansemos en el Señor.

Entonemos el canto de entrada.

PRIMERA LECTURA

Dios es el que hace alianza con su pueblo. Los mandamientos de Dios son las avenidas que enmarcan nuestra relación con  El y con los hermanos. Nos dicen que Dios tiene que ser el número uno en nuestra vida y luego está nuestro deber para con los demás y la tierra que habitamos. Nuestro amor y nuestra alianza se viven en el cumplimiento de las diez palabras de Dios a sus hijos.

Escuchemos la proclamación de la Palabra de Dios.

SEGUNDA LECTURA

San Pablo nos recuerda a todos que el Cristo crucificado es el verdadero signo del amor, que la locura de Cristo es nuestra mejor sabiduría y su debilidad nuestra fuerza.

Escuchemos la proclamación de la Palabra de Dios.

EVANGELIO

Sorprendente la conducta del Señor. Su indignación y atrevimiento se llama celo por las cosas y la casa de Dios.

Con la venida de Cristo el verdadero templo es Jesucristo. En él habita la gloria y la presencia de Dios. El es el camino y la puerta que nos conducen al Dios verdadero.

Escuchemos la proclamación del Evangelio.

ORACIÓN  DE LOS FIELES

  1. Oremos por los líderes de la Iglesia para que animen al pueblo de Dios a guardar los mandamientos por amor y no por miedo.

  2. Oremos para que todos nosotros seamos fieles al mandamiento del amor a Dios y al prójimo.

  3. Oremos por todos los hermanos que viven de espaldas a la alianza de Dios para que enderecen sus caminos y comprendan que sólo salva el amor.

  4. Oremos para que no olvidemos a los enfermos, los ancianos, los niños y todos los que sufren.

  5. Encomendemos al Señor a todos nuestros difuntos y (nombres…) para que el Señor les abra las puertas de su casa en el Reino.