MONICIONES Y ORACIÓN DE LOS FIELES - CICLO A

Quinto Domingo de Cuaresma

P. Félix Jiménez Tutor, escolapio

   

 

 Escritura:

Ezequiel 37,12-14; Romanos 8,8-11; Juan 11,1-45

ENTRADA

Bienvenidos a la asamblea del pueblo de Dios. En este quinto domingo de cuaresma somos invitados a la vida y a hacer comunidad con los hermanos y el Señor de la vida.

Vamos a ver la gloria de Dios y los signos que el Señor hace en medio de su pueblo. Dios nos visita en cada eucaristía. Y en cada eucaristía, celebrada con amor, recobramos la fuerza para vivir y ayudar a vivir a los hermanos.

La mejor oración es la celebración de la eucaristía dominical.

Entonemos el canto de entrada.

PRIMERA LECTURA

La promesa del Espíritu es para todos los tiempos, para todos los pueblos y todos los hombres.

Cuaresma es tiempo de abrir tu tumba, tu muerte y tu pecado al Espíritu. Déjale que se mueva y viva dentro de ti.

Escuchemos la proclamación de la Palabra de Dios.

SEGUNDA LECTURA

El Espíritu ya habita en nosotros pero vivimos y somos conducidos por los deseos y pasiones de la carne y no agradamos a Dios. Apagamos el fuego del Espíritu y vivimos al calor de otros fuegos.

Avivemos, hoy, el Espíritu que nos hace hijos, cristianos y hermanos de los hombres.

Escuchemos la proclamación de la Palabra de Dios.

EVANGELIO

Como Lázaro estamos dormidos o muertos porque estamos lejos del Señor.

El Señor viene a quitarnos las vendas y a sacarnos de nuestra cárcel y a invitarnos a la vida nueva de los bautizados.

El domingo está hecho para renovar nuestra fidelidad al único Señor y nuestras fidelidades a los nuestros.

Escuchemos la proclamación del Evangelio.

ORACIÓN DE LOS FIELES

  1. Por el Papa, los obispos y los sacerdotes para que sean servidores de la vida y de la fe en sus comunidades.

  2. Por todos los gobernantes de los países para que alimenten a los pobres, den vida y esperanza a los ciudadanos más necesitados.

  3. Por todos los enfermos y moribundos para que experimenten el amor de Dios y entreguen sus vidas en amor.

  4. Por los difuntos de nuestra parroquia y (nombres) para que el Dios de la vida los llame y tenga junto a si.