MONICIONES Y ORACIÓN DE LOS FIELES - CICLO C

Vigésimo sexto DOMINGO

P. Félix Jiménez Tutor, escolapio

   

 

 Escritura:

Amós 9, 1.4-7; 1 Timoteo 6, 11-16; Lucas 16, 19-31

ENTRADA

Bienvenidos todos a la fiesta del compartir.

Jesús se hace palabra de esperanza para nuestro espíritu abatido y se hace alimento para el viaje de la vida.

Jesús nos envía sus mensajeros para anunciarnos una nueva manera de vivir.

Escuchemos y celebremos al Señor que nos invita a abrirnos a los hermanos.

Entonemos juntos el canto de entrada.

PRIMERA LECTURA

El profeta Amós denuncia con gran atrevimiento a los ociosos y a los avariciosos.

Se necesita valor para echar en cara a los poderosos su pecado.

Sólo los hombres de Dios tienen esa valentía.

Escuchemos la proclamación de la Palabra de Dios.

SEGUNDA LECTURA

Más fuerte, más alto que las palabras habla el testimonio de la vida. A esto nos convoca la fe, a hablar con palabras y con hechos, a defender la fe y a hacer de Cristo nuestra seguridad.

Escuchemos la proclamación de la Palabra de Dios.

EVANGELIO

Dios habla de mil maneras al que sabe escuchar. Dios habla especialmente a través del sufrimiento de los pobres. No es tiempo de milagros. Es tiempo de conversión: mirar a Dios y al hermano.

Escuchemos la proclamación del evangelio.

ORACIÓN DE LOS FIELES

  1. Oremos por el Papa y los obispos para que denuncien el mal y se comprometan en la lucha por la justicia y la paz. Roguemos al Señor.

  2. Oremos por los políticos y gobernantes para que el Señor suscite en ellos el deseo y la realización de un progreso fraterno y justo.

  3. Oremos por los niños de nuestra parroquia a punto de comenzar la catequesis para que el Señor les bendiga y siembre en ellos el amor.

  4. Oremos por los catequistas que, con generosidad, dan su tiempo a la comunidad para que su servicio sea bendecido por Dios y suscite nuevos catequistas.

  5. Oremos por nuestra comunidad parroquial para que descubramos que sólo Dios basta, y que todo lo que tenemos es para el bien común.

  6. Oremos por nuestros difuntos (nombres) para que el Señor de la vida les conceda descansar en sus brazos de Padre.