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MONICIONES Y ORACIÓN DE LOS FIELES - CICLO B Vigésimo octavo Domingo del Tiempo Ordinario P. Félix Jiménez Tutor, escolapio |
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ENTRADA Hermanos, bienvenidos a un encuentro más con el Señor, con su Palabra y con los hermanos. Encontrarse con Jesús es aceptar el reto de su amistad y de su seguimiento. Hoy, el Señor te dice: ¿qué obstáculos te impiden seguirme? ¿El dinero, los negocios, la indiferencia, la ambición, el juego, tu propia perfección? Estás llamado a derribar el muro que te separa de Cristo. No digas que no tienes nada que cambiar. El Señor te invita a seguirle. Síguele. El Señor te invita a escucharle. Escúchale. El Señor cuenta contigo. Acepta su misión. Celebremos con alegría la fiesta de la Eucaristía. MONICIÓN A LA PRIMERA LECTURA La oración del creyente es desinteresada. El creyente no pide riquezas ni salud ni nada material. El creyente pide la sabiduría de Dios. La fuerza para vivir en los caminos de Dios. La oración del creyente es unión con Dios. Escuchemos la proclamación de la Palabra de Dios. MONICIÓN A LA SEGUNDA LECTURA La Palabra de Dios es viva y eficaz. La Palabra de Dios es amorosa, perdonadora y dadora de vida. Dejémonos inspirar un domingo más por su poder, por el poder de Dios. Escuchemos la proclamación de la Palabra de Dios. MONICIÓN AL EVANGELIO Todos hemos conversado con Jesús alguna vez para pedirle algo. Pero no todos nos hemos atrevido a seguirle del todo. Algo nos tiene atados y nos impide seguirle con alegría y libertad. Escuchemos la proclamación del Evangelio. ORACIÓN DE LOS FIELES
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