MONICIONES Y ORACIÓN DE LOS FIELES - CICLO C

Trigésimo tercero DOMINGO

P. Félix Jiménez Tutor, escolapio

   

 

 Escritura:

Malaquías 3, 19-20; 2 Tesalonicenses 3, 7-12; Lucas 21, 5-19

ENTRADA

"Ya llega el día, ardiente como un horno".

Estamos llegando al final del año litúrgico. El tiempo se acaba. El tiempo es un don de Dios y sólo lo podemos entender y vivir desde la esperanza y la fe cristiana.

Hoy, día del Señor, es el día de la victoria sobre el tiempo y la muerte.

Con alegría y con fe celebremos la eucaristía entonando el canto de entrada.

PRIMERA LECTURA

El profeta nos habla del gran Día del Señor.

El final suena siempre a juicio, a ajuste de cuentas.

La finalidad de este gran símbolo del Día del Señor es recordarnos a todos la presencia de Dios en la vida de los hombres.

Escuchemos la proclamación de la Palabra de Dios

SEGUNDA LECTURA

Algunos cristianos esperaban el fin del mundo y dejaron de trabajar.

Pablo se pone como ejemplo de trabajo para la comunidad. Pablo les recomienda, y a nosotros también, que sigamos trabajando y nos ganemos la vida dignamente.

Escuchemos la proclamación de la Palabra de Dios.

EVANGELIO

Jesucristo ha inaugurado el Día de Yahvé.

El Hijo del Hombre está con nosotros y el símbolo de la cruz nos recuerda que el crecimiento vendrá solamente a través de la muerte y de la cruz.

"Manténgase firmes en las pruebas y se salvarán".

Escuchemos la proclamación de la Palabra de Dios.

ORACIÓN DE LOS FIELES

  1. Oremos por los líderes de la iglesia para que extiendan la compasión sanadora de Jesucristo a un mundo que busca la paz y la reconciliación. Roguemos al Señor.

  2. Oremos por los líderes de las naciones para que luchen por la justicia y el bienestar de los más desfavorecidos para que la felicidad que comienza aquí culmine en la vida eterna.

  3. Oremos por todos los hermanos que sufren los efectos de la pobreza y la escasez para que no pierdan la esperanza y se vean socorridos por todos nosotros.

  4. Oremos por nosotros, los feligreses del Pilar, para que con disciplina imitemos y sigamos a Jesucristo.

  5. Oremos por todos los difuntos de nuestras familias y de la parroquia (nombres) para que hereden las promesas de la vida eterna.