MONICIONES Y PRECES PARA LOS TRES CICLOS

Jueves Santo - Misa de la Cena del Señor

P. Félix Jiménez Tutor, escolapio

Escritura: Éxodo 12, 1-8.11-14; 1 Corintios 11, 23-26; Juan 13, 1-15

Dios está entre nosotros y es uno de nosotros. Y en este Jueves Santo nos invita a tener intimidad con Él y a cenar con Él. Y nos manda hacer lo que Él hizo, vivir en el amor y servir con amor.

Bienvenidos todos a la Última Cena del Señor.

Proclamemos y sintamos su presencia en medio de nosotros.

Comencemos nuestra fiesta entonando el canto de entrada.

Recordamos la primera Pascua en Egipto. El memorial que narra la liberación del pueblo, su paso a la libertad. Atrás queda el sufrimiento y la esclavitud.

Hoy, en esta noche santa, nosotros recordamos y celebramos lo que Dios sigue haciendo por nosotros.

Escuchemos la proclamación de la Palabra de Dios.

Pablo nos transmite lo que recibió del Señor: la institución de la Eucaristía. Es fantástico saber que siempre se ha celebrado en la iglesia la cena de Jesús, su despedida y nosotros, en nuestra iglesia del Pilar, la queremos celebrar con fe en esta noche santa.

Escuchemos la proclamación de la Palabra de Dios.

El amor de Jesús se hace, no con palabras, sino con gestos de servicio y de humildad.

La Eucaristía es el gesto de amor de Jesús y su mandato de amor a sus seguidores.

Escuchemos la proclamación del Evangelio.

1. Oremos por la iglesia para que siempre ofrezca a sus hijos el pan de la vida y la copa de la salvación. Roguemos al Señor.

2. Oremos por todos los gobernantes de las naciones para que nunca falte el pan y el alimento a los hombres, los hijos de Dios. Roguemos al Señor.

3. Oremos por la paz en nuestro mundo injusto y violento. Que la sangre de Cristo derramada para vencer el mal sea siembra de justicia, paz y redención para todos. Roguemos al Señor.

4. Oremos por todos nosotros, los aquí reunidos, para que a ejemplo de Cristo, seamos servidores del único ministerio, el del servicio y la generosidad. Roguemos al Señor.

5. Oremos por nuestros seres queridos que duermen en el Señor para que los despierte a la vida y los siente en el banquete nuevo y eterno del Reino de los cielos. Roguemos al Señor.