NULIDAD POR FALTA DE VIRGINIDAD

P. Félix Jiménez Tutor, escolapio

   

 

Un tribunal de la República Francesa ha declarado nulo un matrimonio por falta de virginidad.

Nos se trata de la nulidad de un matrimonio canónico sino civil.

Saltan chispas en la prensa y en los blogs y hasta se ha pedido la dimisión de la ministra de justicia.

Después de la revolución sexual de mayo del 68, del consumo de las pastillas anticonceptivas como si de productos cosméticos se tratara, y de las relaciones prematrimoniales, moneda corriente en los tiempos del amor libre, no deja de ser sorprendente y arcaico que alguien alegue la falta de virginidad como motivo de nulidad del contrato matrimonial.

Y que este drama doméstico y sin la sangre de la primera noche se represente en la Francia laica de Simone de Beauvoir y de Jean Paul Sastre es aún más hiriente.

Los protagonistas son franceses con un background musulmán y en el Islam todo es más que sorprendente, es sangrante.

Las familias musulmanas, las evolucionadas, las que visten jeans y no visitan la mezquita y las tradicionales, las que leen el Corán y cubren la cabeza, hoy, en el siglo XXI, exigen por igual que la novia llegue con el himen intacto al matrimonio. Los nuevos maridos tienen que procesionar y exhibir ante familiares e invitados la prueba, el trofeo ensangrentado de la unión consumada.

Un juez de Lille acaba de declarar nulo el matrimonio de una pareja musulmana celebrado en el 2006.

El novio, la noche de bodas, saltó de la cama nupcial y anunció a los invitados que había sido engañado, su novia no era virgen como le habían asegurado.

No trofeo, no sangre…le habían robado lo que era sólo suyo.

La novia humillada y avergonzada fue abandonada a la puerta de la casa paterna.

Hay que romper el nudo envenado, búsqueda de abogado y revuelo de togas por el juzgado.

El matrimonio, consideraciones religiosas aparte, visto como un frío contrato, implica unas condiciones y para los musulmanes, condición sine qua non, es que la novia sea soltera y virgen.

En este drama la mujer, como la adúltera del evangelio a punto de ser apedreada, no tiene voz, desafortunadamente no se encuentra con un Jesús que la perdone y rehabilite, se enfrenta a un juez que, por vicio de consentimiento, declara nulo su matrimonio.

No himen, no sangre, no virgen, no amor, no matrimonio.

Los ginecólogos ahora extienden certificados de virginidad y cual Celestinas de antaño, cosedoras de virgos, devuelven la virginidad física, la que menos importa, con sus himenoplastias y ponen a 0 el cuenta kilómetros sexual.

"Tenía miedo de que mi padre me llevara al médico para comprobar si era aún virgen. Mi padre me dijo: te perdonaré todo, pero no el que hayas embarrado mi honor", confiesa una musulmana.

De nuevo la virginidad en el candelero en Francia, de nuevo una batallita religiosa, de nuevo revisitando los motivos de las anulaciones, de nuevo lidiando con la liberación o la represión de las mujeres.

El Islam necesita un Concilio, un aggiornamento que ponga a las mujeres en igualdad con los hombres.

¿Alguien pide un certificado de virginidad a los hombres?

Antes de casarse con un musulmán, favor de visitar al ginecólogo.