UN CURA SINGULAR

P. Félix Jiménez Tutor, escolapio

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La  biografía de un cura soriano es lineal, no esperen capítulos gloriosos ni dramáticos

Es el profesional menos necesitado y menos buscado. Tiende a difuminarse en un paisaje anónimo, no novelable.

La literatura, atenta a todo lo humano, nos ha regalado retratos de curas vistos desde ángulos insospechados.

Graham Green, mi escritor de mis años de estudiante, en El Poder y la Gloria bucea en la vida de un cura sin nombre, el pater whiskey, que, perseguido, sigue ejerciendo su trabajo sacramental clandestinamente.

Curas de ficción y curas de verdad, todos gemelos pero no idénticos.

Acaba de morir en Nueva York el P. Richard John Neuhaus, un cura amigo.

Lo conocí en la iglesia de la Inmaculada Concepción, calle 14 y Primera Avenida de Manhattan, donde los dos decíamos misa.

El era una celebridad en Estados Unidos.

Un día le pregunté: ¿cómo es que en esta su parroquia no recibimos su revista First Things?

“Los curas no leen y no están interesados en las ideas”, me contestó.

Yo sí estoy interesado, le dije y nos suscribió a la famosa, polémica y conservadora revista First Things, leída por intelectuales, políticos y por el presidente Bush.

Todos los grandes periódicos y revistas del país se han hecho eco de su muerte y han elogiado su talla intelectual, su profunda humanidad y su compromiso ecuménico.

El editorial de National Review describe sus tres conversiones.

Neuhaus era canadiense y se hizo americano.

Neuhaus era un cura de izquierdas, marchó en Selma, Alabama, junto a Martin Luther King Jr., organizó protestas y sentadas con el Rabino Heschel contra la guerra de Vietnam, fue delegado demócrata en la convención de 1968 en Chicago, fue detenido y juzgado por la policía y se hizo republicano y conservador.

Neuhaus era cura Luterano y en 1990 fue recibido por el Cardenal O’Connor de Nueva York en la Iglesia católica. Un año más tarde recibió el sacramento del orden por el rito católico.

”Estas tres conversiones fraguaron su identidad religiosa que era conservadora y generosa, tradicional y abierta y luchadora”.

Al enterarse el presidente Bush manifestó: “Laura y yo estamos tristes por la muerte del P. Richard John Neuhaus. Era un líder inspirador, un admirado teólogo…y era un amigo muy querido. Guardo como un tesoro sus consejos y sus orientaciones”.

El P. Neuhaus aconsejaba a Bush y a la Casa Blanca sobre temas como las células madre, el aborto…Era el cura católico más leído y escuchado y uno de los intelectuales que más ha influido en la vinculación de la democracia americana con el sentido moral y religioso de la misma.

A este cura serio y distante, 30 libros publicados, gran conversador, yo le escuchaba con veneración no por lo que decía sino por cómo lo decía, me fascinaba la elegancia de sus expresiones y su dicción tan diáfana. Pero respiraba cierta amargura y desencanto ante la situación de exilio en que se encuentra la religión y especialmente la católica.

Yo creo que él acuñó la expresión, ahora tan repetida, de la religión en la “Public Square”, la religión en la Plaza Pública, así se llama la sección que él escribía en First Things.

El P. Neuhaus decía misa todos los días en la parroquia pero nunca vivió en la rectoría con los otros curas, seguía viviendo con los curas luteranos. Esto siempre me sorprendió. Nadie supo darme una explicación.

De vez en cuando se recibía alguna carta anónima en la rectoría quejándose de algunos sermones muy republicanos que se predicaban en nuestra iglesia. Todos sabíamos a quién señalaban.

Fue un gozo leerte y mayor gozo el conocerte.