QUE VIENEN LOS CURAS CASADOS

P. Félix Jiménez Tutor, escolapio

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Inglaterra, oficialmente de religión Anglicana que preside la reina, navega como el resto de Europa hacia un cristianismo arreligioso. Los niños y jóvenes, ni ateos ni enemigos de la religión, pero en su mayoría educados sin afiliación religiosa crecerán en la indiferencia.

Los escándalos en el primer mundo tienen su epicentro en el dinero, las instituciones religiosas en el sexo.

El Reverendo Clitherow, capellán de la reina de Inglaterra, dos veces divorciado, se casó recientemente por tercera vez con una rubia del coro catedralicio.

Gabino Zavala, obispo auxiliar de Los Ángeles, acaba de dimitir después de haber vivido clandestinamente durante más de diez años con una mujer y haber engendrado dos hijos.

Ya nadie se rasga las vestiduras ante semejantes revelaciones que se califican de pecadillos de la condición humana.

El celibato, ideal innecesario, en la Iglesia romana será tema de discusión y contradicción mientras exista.

Roma que ha conocido Papas emperadores, guerreros, artistas, fornicadores y algunos santos es el último reducto de la castración por el Reino de Dios, un Dios que es inmortal y asexual.

En los últimos años, miles y miles de curas dejaron el sacerdocio para cumplir con el mandato de ese mismísimo Dios “serán los dos una sola carne”.

Y ahora vienen los curas casados a convivir y trabajar con los eunucos por el reino celestial.

La Iglesia Anglicana y la Episcopaliana viven en rebeldía por la actitud libertaria del todo vale en el sexo y Roma ha abierto sus puertas a sus curas escandalizados y conservadores.

Esta nueva diócesis católica-anglicana con obediencia al Papa, su no al aborto y a la contracepción, acoge ya a los curas anglicanos y episcopalianos con sus esposas y sus hijos.

Unos doscientos curas casados engrosarán y rejuvenecerán las listas de los catálogos diocesanos de Inglaterra y Estados Unidos.

Estos curas que el día de su ordenación no hicieron voto de celibato desean, según confesión de uno de ellos, ser obedientes y tener la oportunidad de servir a la Iglesia. No quieren ser utilizados como bandera para reivindicar la abolición del celibato.

De los casos aislados existentes desde 1998 hemos pasado a una situación reglamentada con su ordinario que será miembro de la Conferencia Episcopal del país.

¿Quién tendrá envidia de quién?

El futuro nos lo contará.