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La
espiritualidad judía enfatiza el Tikkun ‘Olan, arreglar el mundo, la
santificación de la vida, visión que el Talmud expresa así: “Es mejor gastar una
hora aquí haciendo buenas obras que gastar la vida entera en el mundo venidero”.
La
espiritualidad cristiana enfatiza “la Salvación”, ganarse la vida eterna,
heredar el premio, ser ciudadanos del cielo, vivir sub specie aeternitatis.
Y
pensar que la respuesta a la Gran Pregunta de San Anselmo ¿Cur Deus Homo? se
encuentra en las primeras páginas del Génesis.
“Dios
los expulsó del jardín de Edén y colocó a los querubines con una espada
llameante para cerrar el camino del árbol de la vida”.
Toda la
teología cristiana queda, más que coloreada, queda prisionera del relato del
Génesis.
En el
principio fue el pecado…
Jesús es la autopista que lleva a la “Salvación”, sólo Él puede abrirnos la
puerta del nuevo Edén, sólo gracias a Él los vencedores podrán comer del árbol
de la vida que está en medio del paraíso.
Noviembre
es el mes de los camposantos, de las losas sin levantar, el mes de vaciar el
Purgatorio.
Sólo
Dios salva. La tarea de la Iglesia no es de salvar a nadie sino de ayudarnos a
ganar la vida eterna, de alcanzar la “Salvación”.
Al
final de la vida, el GPS que llevamos incorporado nos susurra: “Ha llegado usted
a su destino”.
Los
teólogos, tan interesantes como innecesarios, andan buscando siempre las cinco
patas al gato y no contentos con los dos posibles destinos finales, Cielo o
Infierno, han parido un tercer destino, PURGATORIO con mayúsculas.
A la
Iglesia Católica le gustan los intermediarios. ¿Quiere usted que Papá Dios le
eche una mano? Pida una recomendación a San Antonio, a Santa Rita o a alguno que
anda buscando título de santo.
A
usted, ¿le gustan los viajes directos o con escala?
Los idólatras, los ateos, los agnósticos, los fornicarios, los malos de
remate...sólo tienen un destino: Infierno.
Los pecadores arrepentidos y los laodiceos tienen que hacer escala, vaciar la
maleta, en el Purgatorio.
Yo
quiero viajar sin hacer escalas. Tengo ya el billete de vuelta sin escalas.
Si usted quiere hacer escala en la estación espacial perdida en el universo, no
se fía de la garantía firmada por Jesucristo, ya puede hacer la reserva.
La
Iglesia, madre super generosa, nos concede durante todo el mes de Noviembre
ganar “Indulgencias Plenarias” casi gratis. ¿Lo sabía?
Gran oportunidad para “Vaciar el PURGATORIO''.
Con unas cuantas redimimos el castigo que nuestros pecados veniales merecen y
abandonamos la nave espacial para llamar a la puerta, siempre abierta, del
Paraíso.
La vida
cotidiana con sus virus, sus disgustos, sus infartos, sus dolores de cabeza...es
un Super Purgatorio.
¿Quién necesita un Segundo Purgatorio?
A mí me
basta Juan 3, 16, necesario desde que se escribió la primera página del Génesis.
AMÉN.
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