Ismael, te
agradezco la invitación a tu Primera Comunión.
Sé que no me vas a entender del todo, pero no quiero ser una distracción más en
esa galería de invitados a un banquete poco o nada eucarístico.
¿Sabes una cosa, Ismael?
Me gustan más las “segundas comuniones”. Por favor, invítame a tu Segunda
Comunión, ni mi presencia ni mi regalo te faltarán. Ese día será aún más
hermoso.
La Primera Comunión, ese día en que te disfrazas de almirante, de marinero o de
monaguillo franciscano, te pones gomina en el pelo y un reloj caro en la muñeca,
luces unos zapatos nuevos y ensayas tu sonrisa más traviesa…Pareces un CEO en
ciernes.
Tú, el Día de tu Primera Comunión, estás muy contento, eres el centro de la
fiesta, reúnes, sin quererlo, a familiares y amigos y recibes muchos besos y
muchos regalos.
Yo, este año, me perderé tu fiesta, ese gran error ceremonial, no importa, pero
no me perderé la idea y la sustancia teológica que tú, Ismael, por tu corta
edad, por la falta de praxis familiar y por la deficiente e inútil catequesis ni
entiendes ni te interesa.
Ismael, Primera Comunión, no te has graduado de nada, no es punto final de nada,
no puedes lanzar el gorro al aire y pensar que has llegado a la meta, que puedes
dejar de crecer.
Ismael, en la Escuela de Jesús no existe la graduación, ni diplomas, ni títulos.
“A journey of a thousand miles begins with one single step”, dice un proverbio
chino.
El viaje de mil kilómetros comienza con un simple paso.
Los cristianos somos los que “seguimos el Camino”, permanecemos en el Camino, y
paso tras paso hacemos camino, el de Jesús y con Jesús.
¿Cuándo darás el segundo paso?
¿Cuándo celebrarás tu Segunda Comunión?
Tú que hiciste la Primera Comunión rodeado de tantas distracciones, entre
nervios, fotógrafos profesionales y los muchos aficionados, no te enteraste de
nada.
Un domingo, lo recuerdo muy bien, un niño se acercó a comulgar y puse en su mano
sólo media forma y me dijo: “I want more”. “Quiero más”.
Ven el próximo domingo y te daré dos más, le dije. No volvió a por más.
¿Me invitarás? Jesús y tú, sin focos y sin disfraz, no necesitas testigos. Te
aseguro que comulgarás de verdad y serás más feliz y yo también.
Si no me invitas a mí, invita a tus compañeros de Primera Comunión. No os
perdáis la cita.
Ismael, yo sé que en tu clase son varios los muchachos que no sólo no harán la
segunda comunión sino que también hay algunos que nunca harán la Primera.
Anímales.