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La
conocida novela de George Orwell, Animal Farm, termina con la archiconocida
afirmación: “All animals are equal, but some animals are more equal than others”.
Todos los animales son iguales pero unos animales son más iguales que otros”.
Sólo
los textos bíblicos afirman rotundamente la total igualdad de todos los seres
humanos y predican la dignidad y el carácter sagrado de toda vida humana.
Del
dicho al hecho hay mucho trecho, a pesar de los Decálogos y los Códigos, la
desigualdad la aceptamos como algo inevitable e insuperable.
“Cuántas
condenas he visto, escribe Michel de Montaigne, más criminales que el crimen”.
Diariamente
constatamos que hay vidas que valen más que otras
Hoy, la
Guerra que Putin, tras una erección imperial y patriótica, ha declarado a
Ucrania ha desbaratado todas las piezas del ajedrez, y los europeos, ansiosos y
nerviosos, esperamos el jaque mate.
En este
ínterin, mujeres y niños vagan por todos los caminos del país en busca de una
puerta abierta.
Nuestra
Europa profanada e inmolada en el altar del Sacerdote Supremo Putin, los medios
de comunicación nos sirven las imágenes de la guerra , menú del día, sazonadas
por los comentarios de los expertos y de los eyewitnesses.
La
Guerra televisada, los europeos, desde su sofá, contemplan con emoción,
indignación y lágrimas, la meditada, desatada e injustificada violencia.
No es
de extrañar que esta avalancha informativa haya despertado este Gran Fervor.
Todos quieren ser Héroes por un día. Los ciudadanos, desde Tardienta hasta
Villaluenga del Rosario, quieren ser taxistas en medio de este nuevo éxodo.
Gran
Fervor Solidario, erecciones empáticas, banderas de Ucrania en los balcones y en
las manos de los niños de infantil.
“It is
very emotional for me because I see European people with blue eyes and blond
hair being killed” lloriquea D. Sakvarelidze. “Me resulta muy emocionante porque
veo europeos de ojos azules y pelo rubio que son matados”.
Son
“tan como nosotros” que les abrimos la puerta, no como migrantes, sino como
miembros de la familia. Todos quieren sentar un ucraniano a su mesa.
Me
maravilla, me alegra y siento ganas de entonar Magnificats y Benedictus ante
este Gran Fervor.
Pero,
muchas tragedias se han producido en nuestro mundo y no han sido televisadas. Si
hiciéramos el recuento rezarìamos una letanías de dolor y abandono
interminables: Iraq, Afganistán, Oriente Medio, detrás de la Valla de Ceuta…
8.225.499
sirios deambulan por el mundo. No son blancos, no son rubios, no son cristianos,
no son europeos, no son noticia en nuestros noticieros y damos por supuesto que
son menos civilizados y menos iguales que nosotros.
Estas
personas no son una amenaza y son tan dignas y sagradas como todos ustedes.
Dios
bendiga a los ucranianos y bendiga también a los que nosotros cerramos las
puertas, “son tan diferentes de nosotros”, y sin embargo “son tan como
nosotros”, todos iguales y deberíamos serlo de verdad.
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