El Santo Bajado de su Pedestal

P. Félix Jiménez Tutor, escolapio.....

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Vosotros me veneráis, mas, ¿qué ocurrirá si vuestra veneración se derrumba? ! Cuidad que no os aplaste mi estatua!”

La afirmación, -los santos son una distracción mortal- es mucho más que una frase ingeniosa, es una gran verdad, convicción profunda; cuanto más observo la piedad miope de muchos católicos más convencido estoy de la verdad de mi intuición.

Sí, preferimos el santoral a la Biblia. Las vidas de los “santos” higienizadas revelan a sus fans sus virtudes heroicas, libres de grandes emociones, han vencido la concupiscencia de los ojos y de la carne a base de cilicios punzantes y de desmesuradas austeridades.

Me cuentan que la fábrica de la santidad romana está atascada. Los funcionarios de la santidad, en sus estanterías, tienen más de 1.500 dossiers que dictaminar, son muchos los hombres y las mujeres a los que tienen que asignar un pedestal y una estatua con corona.

La Biblia es más cruda, más verdadera, porque es el retrato de los hombres con sus pasiones desbocadas, sus rebeldías, sus idolatrías, sus adulterios y sus pecados.

Me dice una señora : “Yo no me apunto a las clases de Biblia porque la Biblia es pura pornografía”. Y lo es. Es un libro XXX, solo para adultos.

El Decálogo sinaítico clausurado ya no admite más pecados. No hay un undécimo mandamiento.

Francisco ha inventado algunos nuevos pecados, lo exige el signo de los tiempos, para distracción de moralistas y de penitentes, pero el decálogo es terco y siempre tendremos fijación en el sexto mandamiento.

Celebridades, ayer Harvey Weinstein, hoy Plácido, individualmente o en manada...el confesionario está en los juzgados y la prensa es el fuelle que aviva el fuego.

El pasado, en esta sociedad hipersexualizada, se recicla en la cárcel.

Lo teníamos por santo”.

Leemos en Romanos 3,10. “Según está escrito que, No hay nadie justo, ni uno solo”.

JEAN VANIER, universalmente celebrado, fue tenido por santo y por héroe por sus muchos seguidores.

Fundador de l’Arche, lo tenía todo: una gran familia, dinero, doctorados, una gran carrera...todo lo dejó para entregar su vida a las personas con discapacidades, obra de misericordia que luce el sello de la santidad.

Juan Pablo II describió L’Arche “como un signo dinámico y providencial de la civilización del amor”.

Este gigante espiritual donde nosotros vemos seres humanos rotos e inútiles, Jean veía seres humanos asombrosos y bellos.

Todo lo que se hace, lo bueno y lo malo, se grita desde los tejados.

Los pecados de Jean Vanier, pecados contra el sex-to mandamiento, tuvo relaciones sexuales con seis mujeres, han sido aireados y nos hemos sentido buleversados. !Qué fuerte!

Un hombre generoso, entregado, un “santo”, palabra mal usada y abusada, pero como todo ser humano embarrado y poco arrepentido.

Después de los premios, las medallas, las alabanzas, los títulos honoríficos y académicos y los pedestales, ahora empiezan a desnudarlo, sin corona y sin vestidos, es reducido a mero hombre, a simple pecador, es bajado de su pedestal.

Los hombres me aplaudieron, me coronaron, me canonizaron y los hombres, no Papá Dios, me lo quitaron. Que no os aplaste mi estatua.

Es muy peligroso, pecaminoso, canonizar a los hombres en vida y también se corren grandes riesgos canonizándoles post mortem.

Martin Luther King a pesar de sus pecados contra el sex-to mandamiento, espiado por la CIA, están grabados, no son habladurías y calumnias de sus enemigos.

Su legado, su herencia espiritual y revolucionaria seguirá resonando por los siglos y el tercer lunes de enero es y será Fiesta Nacional y su himno a la libertad y a la hermandad, I Have a Dream, belongs to the ages. Es un Gran Hombre, no por ser perfecto, sino porque como un nuevo Moisés acercó a sus hermanos un poco más a la tierra prometida.

Jean Vanier, escandalera aparte, rasgarse las vestiduras ante las inconsistencias de la naturaleza humana, resulta hipócrita, fue un modelo de vida encarnada e hizo presente, en este mundo egoísta, el mensaje de Cristo.

Sus libros, manantiales de agua limpia y fresca, y las 153 comunidades de l’Arche, donde hombres y mujeres con grandes discapacidades son tratados como personas preciosas, seguirán siendo oasis de amor y de alegría, comunidades en las que se vive el perdón y la fiesta.