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Mientras
vives pon tus asuntos financieros en orden, haz testamento de tus bienes ante
notario, no sea que se lo lleve todo el fisco.
A todos
nos gustaría heredar. A una querida feligresa le decía yo que quería heredar el
sillón de 30 pesetas en el que se ha sentado durante más de media vida. Deseo
vano, le tiene tanto cariño que creo será enterrada con él.
Dicen
las malditas estadísticas que, hoy en día, son muchos los testamentos rechazados
por los herederos. El diablo se cobró lo suyo y solo quedan grandes agujeros
negros.
Si
usted hace testamento acuérdese de los pobres, los suyos que se ganen el pan con
el sudor de su frente como se lo ganó usted y ahorrará a sus herederos unas
cuantas riñas fratricidas.
El
testamento vital, "El Proyecto de Diciembre" como lo llama Sara Davidson, hay
que programarlo antes de quedarse sin dientes, sin oídos, sin ojos y sin el
canto del pajarito.
Llega
un momento en la vida, ahora prolongada innecesarisamente por la farmacia, en
que el mantenimiento del cuerpo no sirve de nada, el yo, el interior, es el que
hay que alimentar.
Los que
nos rodean no se atreven a decirnos: párate, la guerra ya ha terminado y no se
atreven a preguntarnos cómo, con quien y donde quisiéramos morir.
Sí, sé
que "he llegado a mi destino" y esta es mi última voluntad. Ahórrense las
cavilaciones. No quiero un suicidio activo, pero sí un suicidio pasivo: no
conexión con máquinas, no medicamentos innecesarios, tiempo para practicar la
muerte, para invocar a "la hermana muerte".
David
S. Ariel termina su libro: What do Jews Believe? con una" Carta a mis hijos".
"Es
costumbre en nuestra tradición que los padres escribamos un tzavaah, un
testamento ético, a nuestros hijos en el que recogemos nuestras esperanzas y
preocupaciones sobre ellos. Esta tradición se remonta a Isaac que bendijo a sus
hijos...
Aunque
hoy parezca imposible, llegará un día en que os preguntaréis: ¿Por qué ser
Judío? Pregunta extraña, ya que nunca os preguntaréis: ¿Por qué Americano? Yo
desearía que las cosas fueran tan claras que nunca pusierais en tela de juicio
vuestra jueidad. Pero ningún padre puede dar por supuesto que sus hijos
permanecerán siempre judíos. Vosotros podéis elegir otra enseñanza espiritual
más atractiva, hasta podéis llegar a pensar que basta con ser una buena persona.
Espero que no sea así, pero sé que no puedo dar por supuesto vuestra juedeidad.
Vuestros
padres quieren crear un hogar y una comunidad en la cual la decisión de ser
judío sea inevitable.
No
abandonéis la religión que es vuestra por nacimiento, la fe de vuestros padres y
de vuestros antepasados. El judaismo es vuestra herencia.
Pero la
verdadera respuesta a la pregunta: ¿Por qué judío? depende de vosotros. Si
decidís ignorar vuestra herencia judía, os perderéis algo que no puede ser
sustituido por nada más.
HIJOS
míos, esta es vuestro tzavaah. Your Abba".
Este
testamento ético, espiritual lo llamaría yo, tan sencillo y tan profundo me ha
conmovido y, al mismo tiempo, ha sido para mí una epifanía, una revelación.
Me ha
recordado, una vez más, nuestras carencias.
Los
judíos circuncidan a sus hijos a los ocho días, marca sangrienta de su identidad
y les escriben una Carta, pasaporte de una nueva ciudadanía, testamento que les
deja una herencia valiosísima y les invita a resistir y perseverar en la
tradición siempre vieja y siempre refundada.
Nosotros,
los católicos, bautizamos a los hijos y ahí termina todo, a la fiesta y a
olvidar.
La
inmensa mayoría de los padres no escriben una carta-testamento a sus hijos. No
tienen nada que entregar y sus hijos reciben un rito, pero no reciben una
herencia.
Nuestros
padres no crean "un lugar y una comunidad gracias a la cual la decisión de ser
católico sea inevitable".
Nosotros
celebramos ritos y despedidas, fichajes baratos que, registrados en los libros,
se convierte en letra muerta.
Sé que
existen movimientos y comunidades que asumen esta responsabilidad con seriedad y
que, aunque no escriben testamentos éticos a sus hijos, sí tienen una herencia
espiritual que legar a sus hijos.
Ahí se
da la primera y auténtica catequesis, las otras preparan ritos y despedidas,
desgastan y malgastan las energías de los gentes de pastoral.
Los
bautismos celebrados en la Capilla Sixtina, lujo celestial, como los bautizos
celebrados en un pueblo desierto de Soria, si no los acompaña un testamento
ético no heredarán nada.
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