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Excomuniones

P. Félix Jiménez Tutor, escolapio.....

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Los enemigos de la Iglesia, los externos son pasajeros, son perros ladradores que solemos ignorar, los internos ladran y sus ladridos duelen.

Juan de Patmos temía el poder militar y cultural de Roma, pero temía más a los enemigos internos, “los que se llaman apóstoles y son unos mentirosos”, “los que se llaman judíos pero no son sino sinagoga de Satanás” y el profeta Balaán y la profetisa Jezabel son nombres bíblicos que ocultan identidades históricas que no quiere revelar.

Cuando Roma cesó de hostigar a los seguidores de Jesús, éstos, libres de los enemigos externos, no tardaron en encontrar dentro nuevos enemigos, “los falsos hermanos”, los herejes.

De perseguidos a perseguidores de herejes. Los ex-comulgaron, los ex-iliaron, los ex-patriaron y todos se empobrecieron. Hasta los herejes son necesarios.

Vivimos más pendientes de la ortodoxia, los tiquismiquis ideológicos, la vida vista desde la altura de la cátedra de la academia que de la ortopraxis, la vida real y concreta, la que se suda, se sufre y se goza en el trajín de la existencia.

Los Elifad, Bildad y Sofar, los ortodoxos, los seguidores de la sabiduría tradicional, los defensores de la moral tradicional, son condenados por Dios y obligados a ofrecer siete novillos y siete carneros en holocausto por Job, el hereje y el pecador, bendecido por Dios y duplicador de todos sus bienes.

En el judaísmo, bendita ilusión, no caben los fundamentalismos, ni las herejías ni los herejes. Su fundamento no es la ortodoxia teológica, lo importante no es lo que se cree sino lo que se hace.

Las interpretaciones de la Torah, del Texto, son acumulativas, tan válidas son las del Rebe como las de su alumno.

No está en el cielo” se lee en Deuteronomio 30,12. El Texto está en la tierra, es propiedad de los hombres que lo interpretan y lo re-interpretan sin cesar. Nadie tiene el monopolio del Texto. Nadie es ex-comulgado.

La dimisión de Benedicto XVI será recordada como uno de los acontecimientos más catastróficos de nuestro siglo, abrió la puerta al caos eclesial” escribe Roberto de Mattei en el artículo The Unknowns at the End of the Pontificate.

Francisco tiene más enemigos dentro de la Iglesia que fuera. No piden, a pesar de declararle hereje, su ex-comunión, piden que, aunque cronológicamente aún no ha terminado su reinado, para bien de la Iglesia desaparezca del mapa. El coronavairus ha producido un silencio lunar y una soledad vaticana que marca el fin de una demasiado larga etapa.

Los ladridos de la coalición de católicos conservadores y ultra-tradicionalistas escandalizan y asustan a muchos católicos que hasta se acusan en la confesión de no poder aceptar el magisterio del Papa.

Francisco, el hombre de los ojos perfectos, el hombre que escucha palabras de Dios, el hombre que contempla visiones del Todopoderoso, el hombre del diálogo y la oración con los Luteranos y los Anglicanos, los Rabinos y los Imanes, el Papa de Puertas abiertas y de corazón abierto a todas las personas, gays and straights, males and females, young and old, all colors...todos creados a “imagen de Dios”, el Papa más Pastor que académico, el Papa menos Papa de todos, el Papa menos romano, el Papa que tiene los ojos en la frente para encarar el futuro y no los tiene en el cogote para recrear un pasado en gran parte imaginario, no puedo creer que tenga tantos enemigos. Sólo los visionarios tienen enemigos.

Francisco no ha cerrado puertas, la Iglesia es ciudad santuario, área de descanso, albergue para peregrinos, hospital para los heridos y restaurante para las almas hambrientas de sentido.

En sus documentos pastorales no da portazos, las puertas quedan entreabiertas y los grandes temas, por miedo o porque los tiempos no están maduros, quedan sin resolver.

El Próximo Papa, título de tres libros recién publicados, parece que ya está llamando a la puerta, ojalá sea un Francisco II y siga el camino iniciado.

¿
Se atreverá Francisco a levantar la ex-comunión a Lutero, el monje agustino que puso la Palabra de Dios por encima de la palabra de León X y la del emperador Carlos V?

Si lo hace será un ladrido ecuménico, una piedra más para edificar la nueva Iglesia de Jesús.

Los hermanos responderán con otro ladrido más ecuménico y pondrán otra piedra en la edificación de la única Iglesia de Jesús.

Espero que la conversación larga y acalorada mantenida entre Lutero y León X en el purgatorio haya terminado y la continúen ecuménicamente en el cielo. No es tiempo de ex-comuniones sino de Evangelio.

parroquiadelmundo.org