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“La
amistad nace en el momento en que una persona dice a otra, ¿oh, tu también? Yo
pensaba que era el único”. C.S. Lewis
En el
segundo relato de la Creación del Libro del Génesis leemos: “Y dijo Dios: no es
bueno que el hombre esté solo”. Seis veces había visto Dios que “todo era bueno”
y la séptima vez Dios vio que “todo era muy bueno”.
Sólo
una vez dijo Dios que algo no era bueno: “NO es bueno que el hombre esté solo”.
Desde
entonces el hombre se completa, se acopla y se trasciende en el amor carnal y
espiritual.
Detrás
de cada crimen hay una persona nada o poco amada.
Llamamos
a nuestra sociedad, la sociedad del bienestar, la sociedad del tener, tener lo
necesario y lo superfluo. El tener nos reviste de una aureola de libertad que
oculta nuestra esclavitud.
Vivimos
más asaeteados que San Sebastián por las flechas venenosas de los medios de
comunicación. Todos los virus y los miasmas que produce la sociedad nos llegan
vía whatsapp, youtube, SMS, tweets, internet, televisión… a cualquier hora del
día y de la noche.
Este
mundo nuestro, lleno de basura vírica y erótica, nos aliena, nos roba la paz,
nos deprime y hace que vivamos más excitados que los conejos y más deprimidos
que los murciélagos.
Vivimos
sitiados. ¿Quién nos liberará?
Los
hombres que piensan y toman la temperatura, a esta manada humana que viaja
anestesiada por la vida, le escriben libros de Autoayuda para liberarla del
estrés del diario vivir y, por medio de palabras, ofrecernos el Prozac
liberador.
Los
títulos son legión y son tan sugerentes que su sola lectura evocan sanación y
libertad.
“Tus
zonas erróneas”. Ya sé donde tocarme.
“La
brújula interior”. La aguja imantada busca mi norte.
“El
arte de no amargarse las vida”.Son muchos los que me amargan la vida, pero yo
soy, con creces, el peor de todos.
“The
gifts of imperfection”. Los primeros auxilios para ser feliz es saber gozarse en
la propia imperfección.
Eso tan
evangélico de “Sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto”,
dejémoslo para los ángeles que no tienen ego y no son de carne y hueso
“The
Power of Now”. El clásico, “Hoy empiezo”. Dios es sólo presente y yo también.
¿Vivimos
sitiados? ¿Quién nos liberará?
Los
libros de Autoayuda nos abren los ojos, nos dan un chute de energía y un subidón
de entusiasmo, pero todos necesitamos algo más que un sermón de 250 páginas.
“No es
bueno que el hombre esté solo”, démosle un Grupo de Autoayuda.
Los
Grupos de Autoayuda se han multiplicado en estos tiempos tan individualistas.
Son como los primeros auxilios para náufragos.
En el
Grupo se comparten historias, sentimientos, se abren los libros de la vida sin
ocultar las páginas negras, los capítulos escabrosos y todos, hermanados por la
misma miseria, se sienten animados y animadores, aconsejados y consejeros,
vacíos y llenos.
Unidos
por un mismo problema, en unos Grupos es el alcohol, en otros el sexo, en otros
el dinero, en otros la pornografía o el juego o el consumo o la soledad… la
fuerza del Grupo es terapéutica y consigue más que la farmacia.
Todos
buscan la SALIDA y juntos la encuentran. Hay salvación, gracias al Grupo de
Autoayuda.
En la
dimensión del alma, de las profundidades del espíritu, los nuevos movimientos
que el Espíritu Santo ha suscitado en la Iglesia son verdaderos Grupos de
Autoayuda espiritual.
Los
círculos de oración, los círculos bíblicos, el movimiento neocatecumenal, el
encuentro matrimonial, las comunidades de base… cientos de movimientos que no
necesitan ni la guía ni el control de los presbíteros, son manantiales de
fraternidad, despertadores de la fe, generadores de vida y conversión, venas
místicas y bíblicas que transforman personas que, a su vez, transforman la
iglesia y su entorno familiar y social.
Las
Comunidades religiosas no son Grupos de Autoayuda. Ojalá lo fueran un poco, sólo
un poco, y serían más alegres, más liberadoras, más comunidad.
No nos
une un problema ni una adicción como a los Grupos de Autoayuda, -aunque, como
personas de carne y hueso, tenemos problemas y adicciones que reprimimos y
ocultamos a los demás-, a nosotros nos une un proyecto, más de trabajo que de
vida, un Ideal tan elevado y sublime que es difícil de concretar y amar.
En los
Grupos de Autoayuda se lidia con lo concreto, con lo que tiene nombres feos, con
lo que se puede describir gráficamente y todos pueden entender, en las
Comunidades religiosas se predica lo sublime, con palabras sublimes, en medio de
un silencio reverencial y glacial.
Mañana,
el diagnóstico.
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