Idolatría, Palabra en Desuso

P. Félix Jiménez Tutor, escolapio.....

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Los profetas bíblicos, pioneros del anarquismo, siguen rugiendo contra el único sacrilegio que los hombres pueden cometer, el de la injusticia y la opresión. Rugido no escuchado, la avaricia, ruido volcánico, incrustada en el corazón de los hombres silencia sus oráculos y anestesia sus conciencias.

Los profetas, mensajeros de Dios, se rebelaron contra el pecado de idolatría del pueblo escogido. Sólo quedo yo y ardo de celo por la causa de Yahvé exclama el profeta Elías, puro fuego y fanático defensor del Dios de Abrahán, Isaac y Jacob.

Durante el Primer Templo Israel olvidó a su Dios y se fue tras los Baales y Astarté y olvidó el mandamiento "No te hagas ninguna imagen, ni nada que guarde semejanza con lo que hay arriba en el cielo, ni con lo que hay en las aguas de abajo de la tierra. No te inclines delante de ellos ni los adores". Ex 20,3

"Yo, el Señor tu Dios", el que te eligió y te sacó de Egipto...se perdió en la selva de los templos y estatuas dedicadas a sus nuevos dioses y predicados por los falsos profetas.

Hoy, la palabra idolatría es como la palabra "peseta". La peseta ya no existe, pero son muchos los que piensan, cuentan y adoran todavía la inexixtente peseta.

La palabra idolatría no se predica, suena a pasado, y se nos antoja exótica e irreal.

Yo le decía a una pareja, entre risas, en una entrevista reciente: you are big sinners, ustedes son unos grandes pecadores. pero ¿cómo decirles ustedes son unos auténticos idólatras? Si la palabra pecador suena a rancio, a lenguaje clerical, la palabra idólatra no evoca nada, está en desuso.

Sólo agunos miembros de las sectas rabiosamente anticatólicas entran en nuestras iglesias y vociferan "idólatras. católicos idólatras, destruyan esas imágenes".

Maimónides, el gran teólogo judío del siglo XII, llevó a cabo un ataque violento y furibundo contra la idolatría, contra toda representación física de Dios y aunque en su tiempo ya no existían las imágenes, heredero la lucha bíblica contra la idolatría, quiso tambíen destruir nuestras imágenes internas de Dios.

Para Maimónides la idolatría no solo tiene una dimensión externa, representaciones plásticas e imposibles de la divinidad sino que también tiene una dimensión interna, nuestras representaciones internas.

"Es completamente posible, escribe Maimónides, que una persona ore en la sinagoga en la que no hay ninguna imagen ni estatua y sin embargo pueda cometer el pecado de idolatría porque tiene una imagen mental de la divinidad corrompida por el antropomorfismo. Es preferible que esa persona se abstenga de orar porque su oración va dirigida a un Dios extraño".

Para Maimónides las imágenes de la divinidad, idolatría burda, es abominación. No Capilla Sistina en la sinagoga, pero hasta las palabras antropomórficas están prohibidas. Atribuir el habla a Dios es personificarlo. Dios no habla y la revelación no es un acto lingüistíco. La revelación es un acto de la voluntad de Dios, nada más.

Maimónides elimina la teología lingüistica judía. El lenguaje humano es limitado y tiende a usar una terminología sensorial en atención a las masas.

El lenguaje es el puente lingüistico entre Dios y el mundo, pero Dios es tan absolutamente distinto del mundo que ningún adjetivo se puede predicar de Él sin violar su trascendencia.

Su existencia es necesaria, no sólo posible.

El lenguaje sensorial es necesario para las masas, el abstracto para los sabios y el silencio para los santos. El silencio es la apoteosis de la actitud frente a Dios. El silencio que Maimónides impone al lenguaje religioso tal vez sea demasiado exingente para la verbosidad humana.

Yo siempre me pregunto, ¿qué es mejor un idea falsa de Dios o el silencio?

(consultar: Maimonides. Life and thought. Moshe HALBERTALT)