La Historia de mi Cáliz

P. Félix Jiménez Tutor, escolapio.....

.  

 


Bendito Coronavairus, has hecho un milagro, has acabado con los besos.

Un milagro grande y necesario, has acabado con los besos idólatras a las reliquias.

Un milagro pequeño y antibíblico, has acabado con los besos paulinos a las imágenes de Dios, los hermanos.

Un milagro litúrgico, has acabado con el precepto dominical.

Yo no necesito reliquias, laberinto infinito y oscuro por el que se han extraviado muchos, muchos cristianos.

El mundo de las reliquias se parece a un mercadillo ambulante, verdadero flea market, donde todo, lo viejo, lo sucio, lo inútil y lo falso está en venta y, cuesta creerlo, pero encuentra compradores.

El Cáliz, la Copa, que usó Jesús en la Última Cena se ha multiplicado más que el vino de Caná. Ahora, encerrado en vitrinas de oro se comenta y venera en muchas catedrales.

Pobre Copa, ya no sirves para nada. Si yo te tuviera, te llenaría cada día para que Tú me llenaras y embriagaras con éxtasis divinos.

Dejemos que te sigan buscando y multiplicando.

1969, un día de julio, Buzz Aldrin y Lance Armstrong aterrizan en la luna. “Se hizo un silencio como de media hora”.

Para mí”, escribe Buzz Aldrin, “era el momento de comulgar. Abrí la bolsa de plástico que contenía el pan y el vino consagrados y eché el vino en el Cáliz que mi parroquia me había entregado. Antes de comulgar leí la Palabra de Dios: “Yo soy la vid, vosotros los sarmientos”...Jn 15,5

Primera Lectura Bíblica en la luna.
Primera Comunión en la luna.
Primer Cáliz que viaja a la luna.

Este Cáliz, no es una reliquia, se sigue usando en la parroquia Presbiteriana de Buzz Aldrin.

He recibido el mejor y el más inesperado regalo para mi 50 Aniversario de Ordenación Sacerdotal, un Cáliz.

Tiene una gran historia. Es el Cáliz del Amor.

Un lunes, terminada la celebración de la Eucaristía en el Convento de las Religiosas de “La Virgen del Pilar y de Santiago” tomé un café con las cuatro Religiosas y con un vecino de las Hermanas que suele formar asamblea con nosotros.

Surgió el tema de los Cálices, tema que no estaba en el orden del día, y escuchamos una confesión de confesionario imprevista, improvisada y sorprendente.

Rubén Darío, el vecino, creyente despierto, nos contó la historia de mi Cáliz.

Rubén Darío tuvo amores con una joven, aventura cálida pero corta, porque empezó a sentir un Amor distinto, una llamada, no a engendrar hijos de la carne sino hijos para Dios. Su relación terminó amistosamente.

Su ex le dijo: aquí tienes mi regalo de despedida para cuando celebres tu primera misa y puso en sus manos un Cáliz. Unas lágrimas fue el primer líquido que manchó el Cáliz.

Rubén Darío, pasados los primeros fervores y calambres espirituales, guardó el Cáliz, y volvió al siglo donde experimentó nuevos calambres, más intensos y duraderos.

Santiago, su hermano, nunca había tenido visiones ni llamadas a medianoche como el pequeño Samuel de la Biblia. Pero éste sí entró en el seminario y sí se ordenó de sacerdote y heredó el Cáliz de Rubén Darío y celebró con él misas durante diez años.

Muchos curas en España, condenados a la soledad, han cometido uno de estos tres pecados.

Condenar a una hermana o una sobrina a la soltería.
Dejar embarazada el ama de llaves.
Castigarse con cilicios o con duchas de agua fría con poco éxito.

Aquel otro buscaba una criada con las virtudes de un ángel, mas se convirtió él en criada de una mujer; y ahora tendría que trocarse, además, en ángel”.

Santiago, el cura, consumó el matrimonio con la criada en el tálamo nupcial, dispensado de su voto, contrajo matrimonio canónico y volvió al siglo.

El ex-cura, ahora en paro, renunció al Cáliz y se lo entregó a su hermano, su dueño, que tampoco lo necesita.

Rubén Darío, al terminar de contarnos su historia, me preguntó: ¿”Cree que le puede servir”?

Seguro que me gustará más que el que tengo en Pastriz, le contesté. Será el mejor regalo para mi 50 Aniversario de Ordenación.

El miércoles tenemos eucaristía y charla cuaresmal. La “Carta a la Iglesia de Pérgamo” será texto y pretexto para una enseñanza bíblica actualizada. Estás invitado a la enseñanza y al estreno del Cáliz, gracias a ti, mi Nuevo Cáliz.

No es el Cáliz de la Última Cena, no es el Cáliz Lunar, pero es el Cáliz del Amor.