Los Hermanos Fosores

P. Félix Jiménez Tutor, escolapio.....

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Hermano Cipriano: “Morir tenemos”.

Hermano Telesforo: “Ya lo sabemos”.

Diálogo monacal, breviario matinal, saludo sobrio, triste, único. Todas las demás palabras sobran, todo lo demás es chismorreo banal y obsceno, pura violación del alma.

La muerte me ocupa, me pesa y cargar con ella día tras día no es un peso cualquiera, es una condena merecida.

Todo lo que no es Dios tiene que morir, incluidas las instituciones religiosas. Las órdenes religiosas consultan el almanaque para celebrar día tras días las grandes y pequeñas gestas del pasado. Hoy desentierran un ayer muerto y olvidado.

Alguien, guiado por el Espíritu y con ánimo de Fundador creó un startup para eliminar el gremio de los enterradores, esos hombres que con botas polvorientas y monos azules dan el último toque a los ataúdes y a las tumbas, y creó la Congregación de los Hermanos Fosores.

Todo muere hasta los responsos con roquete y bonete. Y los Hermanos Fosores, perfume piadoso para las sepulturas, también han muerto.

Hoy, los nuevos Hermanos Fosores son los laicos. Los laicos se necesitan para todo. Para entretener, mantener, heredar y liquidar el negocio.

Todas las órdenes y congregaciones religiosas del primer mundo, como el olmo viejo, hendido por el rayo y en su mitad podrido, están condenadas a morir. De nada sirve importar mano de obra barata, el ángel exterminador ya ha emprendido el vuelo. Pero todas, como antiguamente intentábamos burlar el purgatorio comprando indulgencias plenarias, todas intentan burlar la muerte.

La Gracia Cara de la Vocación Religiosa, a tiempo completo, no entra en los planes de la sociedad del entretenimiento y de los robots. Los muchachos de los colegios que llaman “católicos” huyen de ella como los ratones de los cepos. Los nativos digitales, ajenos a la gracia cara y a la barata, ni siquiera saben que estudian en un colegio católico, palabra rara y nunca pronunciada.

Visitar las comunidades religiosas masculinas y femeninas, no importan las siglas, es revisitar el pasado, es recontar el pasado, es mirar hacia atrás, todos con el pie en el estribo, listos para emprender el último viaje. El futuro es simplemente mortal.

¿La muerte? Nec nominetur. Hemos encontrado el antídoto. Hemos iniciado un startup, Los Hermanos Fosores Bis. Los laicos, les hemos hecho un traje a medida, unos estatutos a medida, rebautizados, les hemos dado un nombre nuevo, en definitiva un gran invento para burlar la muerte en estos tiempos de rebajas, todo a 9.99.

Los laicos, un mal necesario en esta Europa vieja y descreída, fornicadora 24/7 con la gran prostituta y la madre de todas las abominaciones, los laicos, gloria a Dios, son nuestros Hermanos Fosores, los que nos heredarán, nos enterrarán, negociarán con nuestros bienes y como los hijos de los que dilapidarán el negocio.

A uno le sienta mal que un decreto Papal le cierre el invento, pero no le sienta nada mal si muere de muerte natural. Gloria a Dios.