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The Old
Broadway Synagogue, hoy, ubicada en territorio gentil, tuvo gracias a un Rabino
santo y sabio, sus quince minutos de Gloria.
Rabbi
YitzChalk Cohen, muy versado en la Torah y virtuoso de la Palabra, llenó la
sinagoga con sus sermones inspirados.
Terminado el servicio, la calle 126 se llenaba de caras nuevas y sonrientes y de
animadas conversaciones. La salida era todo un show, hombres mayores y jóvenes,
enfundados en sus trajes negros y en sus camisas blancas, demostraban a los
gentiles que el Templo era el lugar más apropiado para conectar con el Otro
-dimensión cultual- y con los otros, -dimensión ética-.
En el
principio la celebración en la sinagoga con el Rabino y con la comunidad era el
único y Gran Contrato.
Meses
más tarde los sermones se grababan y se regalaban los casettes a los que por el
golf o los negocios dejaron de asistir a la asamblea, pero querían seguir
escuchando los sermones de su Rabino.
Pasaron
los años y llegaron los stream services y los podcasts, todos siguieron
escuchando los sermones de Rabbi Yitzchahk con interés, pero la sinagoga se
vació.
Google
siguió almacenando los sermones del Rabino que eran consumidos fríos, a toda
prisa, en solitario, camino del trabajo, pero sin los codazos y las sonrisas
maliciosas y sin el voltaje de la asamblea.
HOY, la
sinagoga, el templo y las iglesias no tienen ninguna ubicación, están en la
nube, no necesitan ni dirección postal, ni ujieres ni horarios.
La Plaza de San Pedro está lo mismo en Zanzíbar, la Nouvelle Calédonie que en
Baldellou.
¿Quién
necesita una iglesia? Un AAP es mi Show Global.
No me
pone deberes y no pasa la bandeja. Gratis Total.
Las
ventajas de la Nube, satisfacción garantizada, son incalculables.
Adiós a
la puntualidad, adiós a la ropa del domingo, adiós a los besos de la paz.
Puedo
apagar el tostón del cura a mi antojo y pasarme al Comedy Channel.
Soy un
hombre muy ocupado, mis minutos valen más que los del cura.
No soy
responsable del negocio, allá los funcionarios de Dios.
Mi AAP
puede ser divertida y gratificante, me puede dar el consuelo del cumplimiento y
hasta pequeños temblores místicos, pero no es la Iglesia.
La
Iglesia es relación, no está en la Nube, no es virtual, física y carnal. Su WIFI,
siempre ON, nos conecta con Dios, siempre amante y siempre joven.
La
Iglesia, ubicada en un Código Postal concreto, nos conecta con la comunidad de
hombres y mujeres. En cuanto entras en el santuario comienzas a mancharte las
manos, hay santidad y hay suciedad, respiras el silencio de lo sagrado y la
bulla de condición humana que sufre, que goza, que es santa y pecadora, huele a
gracia y a perdón, hay silencios y saludos al afligido y abandonado.
Necesitamos
a Dios, pero necesitamos mucho más a los hermanos.
Un AAP
existe sin ti, pero la Iglesia no existe sin Ti.
“La
Iglesia vía AAP es una masturbación espiritual” comentan los scholars.
“Ecce
quam bonum et quam iucundum habitare fratres in unum” proclama el salmo 133
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