Peralta Re-Visitada

P. Félix Jiménez Tutor, escolapio.....

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El almacén de la memoria suele estar más provisto de materiales que el de la invención”.

Peralta de la Sal tiene mucho pasado almacenado, hasta presume de un sospechoso Acueducto Romano. El pasado escolapio, menos antiguo, es más recordado, más cantado y más visitado por propios y extraños que el improbable Acueducto.

A los habitantes de Peralta no les pone cachondos ni el Acueducto ni los 325 años de la presencia escolapia que no figura en “las Caminadas Turísticas de Peralta Calasanz”.

El pasado, re-visitado con ojos creyentes, lo esencial sólo se ve bien con el corazón, es humo de colores, amigo, elige el tuyo, envuélvete en él y véndelo.

Los escolapios leemos poco y escribimos menos. No nos metemos en el scriptorium para desenterrar huesos, miles de veces desenterrados, y vestirlos con trajes vintage.

Es bueno recordar el pasado, pero, a veces, de tanto recordarlo nos olvidamos de vivir el presente y nos entretenemos con los materiales almacenados. Hoy, es muy cierto, nos preocupa más la geografía que la memoria enlatada en los servidores de Google.

El HOY de Peralta, himnos de alabanza y de gratitud aparte, es leve, mortecino como el de la España vaciada, todo en minúsculas.

La iglesia parroquial, cerrada al culto, se queja de aburrimiento.

El reloj de la torre, puntual él, da las horas y los minutos, con solemnidad litúrgica, a unos lugareños que lo ignoran.

La iglesia del santuario, cuna de Calasanz, publicitada a la entrada del pueblo, como traje de boda, se abre en ocasiones muy especiales para asambleas más ceremoniales que santas.

El columbario cuenta el pasado y canta el futuro.

La capilla de los mártires, una silla para la soledad, dos para compañía y tres para multitud, es una sala de estar familiar, para celebrar la eucaristía dominical. Una minyan muy insuficiente.

En Peralta nada es fijo, sufrimos algarazos fugaces, visto y no visto, es el imperio de lo transeúnte, de lo efímero. Los peregrinos son pequeñas turbulencias en este paisaje vacío.

Desconozco las oportunidades perdidas en el pasado. Hoy conozco una oportunidad perdida.

La Provincia de Emaús acaba de comunicarnos la compra de una casita, calificada de ganga, que abandona una comunidad de religiosas.
No dudas. Peralta tan grande, tan vacía, tan distante, tan incomunicada, tan alejada de la vida, tan pura, libre de tentaciones, no es el lugar ideal para ser centro de espiritualidad para jóvenes que desean iniciarse en un discernimiento vocacional serio.

Peralta HOY no vale para lo que siempre valió: la doma, el entrenamiento, el ejercicio, el aprendizaje, master in divinity, un noviazgo serio antes de decir el sí quiero, el I do for ever.

Peralta lo ha sido todo, desde lo más ridículo, lo más profano, lo más porc, hasta lo más sublime.

¿
Se ha perdido la oportunidad de echar el ancla vocacional?

La compasión, pensamiento débil y virtud con el freno echado, ha convertido Peralta en un aeropuerto.

LLEGADAS. Las ucranianas y sus hijos aterrizan en Peralta, algunos, sin pasar la aduana, buscan otras conexiones. Las que bajan a tierra se instalan en el Convento y tras localizar familiares y amigos, se dirigen a la sección SALIDAS para tomar otro vuelo.

Peralta no es una estación término, es, como casi todo, efímero.

P.S. La comunidad escolapia merece un capítulo aparte.