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The Cult of Diego Maradona

P. Félix Jiménez Tutor, escolapio.....

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La Iglesia vive, si no en exilio, sí en un estado de marginación. Sus templos y sus funcionarios están ahí como siempre pero parecen no estar, ya no ocupan el centro del escenario social, ya no son protagonistas de casi nada, confinada, vive on the sidelines, entre bastidores.

El centro del escenario y sus potentes focos iluminan a otros protagonistas sin uniformes y sin títulos sagrados. Es el mundo al revés del que nosotros, los mayores, conocimos.

Hubo un tiempo en el que las religiones tuvieron el monopolio del NO, imponían leyes y prohibiciones a creyentes y no creyentes.

El Judaísmo, con sus 613 mandamientos de la Torah, tenía cubiertas todas las bases.

El Día Séptimo, día del descanso para todas las personas y todas las bestias, era el día del NO por excelencia, pero era también el día del SÍ al amor de los esposos en la cama matrimonial.

El Sábado es mi delicia” grita el profeta-poeta Isaías.

Los manuales de moral de la Iglesia católica eran tan puntillosos que abarcaban y describían no sólo los hechos prohibidos sino también los pensamientos más secretos.

El escenario ha sido invadido por nuevos actores, los gobiernos y sus ministros, que siguen nuevos guiones y nuevos códigos de conducta pública y privada, y son mucho más opresores que los de las religiones. Estos se pagan, no con una penitencia, se pagan con Euros.

Te pueden encerrar en tu casa como se encierran a las fieras en jaulas en el Zoo.

En esta sociedad, más indiferente que hostil, las religiones han perdido su atractivo, no van a desaparecer, pero tienen que deshacerse de muchas cosas que no pertenecen a su esencia.

Muchas cosas han acabado. Dios no está acabado.

Dios y sus adoradores, los de verdad, no necesitan publicidad barata e insustancial.

Leyendo el periódico The Guardian encontré una página titulada: The Cult of Diego-Maradona in Pictures.


El Dios, cuyo nombre no debe tomarse en vano, cuya última esencia, infinity, es nothingness, nada, le resulta difícil de visionar y adorar al hombre tecnológico, ha sido sustituido por un dios menor.

El Olimpo de los dioses menores ha banalizado la existencia de los hombres. No cotizan en la bolsa, pero están en las rebajas del merchandising.

Vivimos en continuas rebajas religiosas.

La religión en esta sociedad permisiva no sube los impuestos, todo es gratis total, todo rebajado y aun así no aumentan los consumidores.

La religión asume,sin rechistar, su papel de actividad no esencial.

Los gobiernos, legisladores de lo bueno, de lo malo y de lo feo, en lugar de confinar a Mr. Coronavirus, cierran fronteras, cierran las puertas de las murallas de la ciudad, cierran catedrales, cierran la ermita de Pastriz y sacan a los muertos de las tumbas y a los vivos los entumban.

Alegraos, hinchas y fans, nos queda el futból, el Larguero, el Transistor, el Carrusel..

La radio y la televisión nos informan, nos entretienen y nos predican con atronador vocerío las proezas de los dioses del pasado y del presente y cada Gol es cantado con gritos desmesurados y gemidos inenarrables. (Y si los curas los imitaran)

Nos queda el dios Maradona, un dios menor, pero dios para muchos, con corona, con altar, con novena y con reclinatorio para adorarle y de rodillas pedir por su sanación y su inmortalidad.

Los hombres de hoy, fieles sólo a la tierra, se han olvidado del Dios del Cielo que no mola, que no pone horny y buscan dioses menores que entretengan y susciten pasiones por los cuales se pueda pelear y romperse la cara.

Estos dioses menores no están de rebajas, sus salarios millonarios no escandalizan a sus adoradores, son tan buenos, están tan buenos que hasta les subirían el sueldo cada vez que ganan un trofeo.

El Futból, símbolo de lo que apasiona y enajena, es el opio del pueblo. Opio, droga aprobada por el ministerio de sanidad y recomendada para acabar con el silencio y el aburrimiento dominical.

El domingo se va al templo del Futból con los niños, su misa, no dura 35 minutos, dura dos horas sin contar desplazamientos, bufandas, camisetas...para adorar a unos dioses menores.



San Diego Maradona...