400 ANIVERSARIO

P. Félix Jiménez Tutor, escolapio

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El 2011 los ingleses y la Comunión Anglicana celebraron el 400 aniversario de la King James Bible. Michael Gove, Secretario de Educación de Inglaterra, quiere que la Biblia del King James, que ha influido en la lengua inglesa tanto o más que Shakespeare, esté en todas las bibliotecas de las escuelas públicas. Hay que conocerla por su ”impacto en nuestra historia, nuestra lengua, nuestra literatura y nuestra democracia”, afirma el Secretario.

Durante estos 400 años se han publicado más de un billón de ejemplares.

La idea del Secretario de Educación, como era de esperar, no fue bien recibida por la sociedad inglesa tan multicultural y multirreligiosa en estos tiempos siempre cambiantes. Pero ha encontrado un aliado inesperado. Richard Dawkings, autor de God Delusion, apóstol de los ateos, intelectual anticatólico y antirreligión, apoya la idea con fervor, aunque sus razones no coincidan con las del Secretario de Educación.

A los españoles, huérfanos de una Biblia y de Biblias, nos puede sorprender semejante polémica en torno a un libro por el que nunca hemos sido excitados ni religiosa ni literariamente.

“Un inglés que no ha leído una palabra de la King James Bible raya en la barbarie”, y Dawkings, el más ateo entre los ateos, no concibe una biblioteca escolar sin esta joya de la lengua inglesa.

En la conversación cotidiana, sepan o no el origen de ciertas expresiones, los ingleses citan literalmente más de 400 veces a la KJB.

Michel Grove y sus colegas conservadores creen que la Biblia es la brújula de la moral y leerla supone no matar, no robar y no fornicar. Esta visión piadosa e irreal es ridiculizada por Dawkings con miles de ejemplos de inmoralidad tomados de la Biblia.

La Biblia es una colección de seres humanos cuya conducta es muchas veces escandalosa, violenta, rebelde, lujuriosa, vergonzosa… Jacob es un tramposo, José es arrogante, Judá se acuesta con una ramera, Amnón viola a Tamar, su hermana, Rubén se acuesta con su madrastra, letanía de los pecadores y de los pecados de todos los tiempos. La letanía de los santos, la nuestra, la dejamos para los días de romería.

No es un libro de moral y esta odisea del pueblo de Israel contada por hombres no es un relato de lo divino sino de lo humano, de lo tan humano que ni siquiera conoce la palabra religión.

La Biblia no es nuestro debate y la capilla, en los colegios de curas, ya ni se visita.