EL APOCALIPSIS

P. Félix Jiménez Tutor, escolapio..

   

 

Me pasó a mi en Nueva York.

En los años 80, años del sida, estuve de capellán en Saint Vincent´s Hospital en el West Village. Allí asistí a las primeras víctimas del sida. Allí conocí a Susan, primera mujer ordenada sacerdote Episcopal. Allí desayuné con un Reverendo protestante cuyo nombre no recuerdo. Este tenía que predicar un sermón desde siete púlpitos en su iglesia. De memoria tenía que proclamar entero el Libro del Apocalipsis, de la A a la Z. Mientras desayunábamos, él me recitaba el Libro y yo le corregía y le apuntaba. Desayunos largos y bíblicos. Nunca supe el resultado de tan original predicación. Seguro que su congregación respondió con un gran aplauso al mensaje del Libro y al mensajero.

Para muchas iglesias protestantes el Libro del Apocalipsis o de la Revelación es manantial inagotable, es la espera de la "batalla del gran día de Dios", es Harmagedón, es Nerón cabalgando de nuevo bajo el ropaje de la blasfemia y del vicio, es Satanás liberado, "pasados los mil años soltarán a Satanás de la prisión".

Me pasó a mí en Nueva York antes de regresar a Soria.

Una viejecita recibió su cheque de la Seguridad Social y marcaba 666.00 dólares. Asustada y temblorosa vino a confesarme que no lo podía cobrar. Era el número de la bestia del Apocalipsis.

La literatura apocalíptica, en estos tiempos atómicos y siderales, llena páginas y pantallas.

El "Apocalipsis" de Oriana Fallaci con su Eurasia cautiva y "Los Nuevos Jinetes del Apocalipsis" de Lola Canales y los neohumanos de "La posibilidad de una isla" y la Biblia y las religiones y nuestra desesperación de ser meros mortales. Todo apunta a una escatología del ya y del todavía no.

Un iceberg a la deriva es tan apocalíptico como la innecesaria guerra de Irak a la que las iglesias evangélicas se apuntaron fervorosamente y para Tim LaHaye es el "punto focal de los acontecimientos del fin del mundo".

"Dichoso el que lee y dichosos los que escuchan las palabras de esta profecía y tienen presente lo que en ella está escrito, porque el momento está cerca. Apocalipsis 1.3

"Unidos por un libro" fue una campaña organizada por muchas ciudades americanas. Tuvo un gran éxito y aún está vigente en Oprah’s Book Club.

Unidos por el fútbol, unidos por las setas, unidos por la música... y los fieles, sin saberlo, siempre han estado unidos por el LIBRO.

¿Por qué no estarlo conscientemente? ¿Por qué no elegir uno y beberlo despacio y juntos? ¿Por qué no el libro del Apocalipsis?

Es hermoso, es polémico, es desconocido, es difícil, es actual, es victorioso, es más protestante que católico, es...

El Apocalipsis o el libro de la Revelación, no es un libro de desgracias, de jinetes negros, de trompetas... Anuncia, como todas las religiones, el triunfo del bien. La historia tiene un final feliz, beso incluido.

Los católicos somos un tanto perezosos y rutinarios. Ir a misa los domingos es un acto de heroísmo. Y, por favor, lo breve si breve dos veces bueno. Que no nos pidan nada más. Ponga una Biblia en su vida y reverdecerá, aconsejo yo.

Nosotros, en pequeño grupo, abrimos el Apocalipsis y como detectives analizamos las pistas, vislumbramos recompensas y esperanzados saboreamos la victoria que en El , también será nuestra.

Les invito a degustar este libro, plato de la mejor cocina bíblica, para tiempos de increencia e indiferencia religiosa. Seguro, seguro que les sabrá a gloria.
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