BENDITA CRISIS

P. Félix Jiménez Tutor, escolapio

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El cielo se nos cae encima. La economía, bestia que surge de la tierra, absorbe todas las reuniones de los políticos y los banqueros que manejan cifras astronómicas mientras los ciudadanos, los bolsillos vacíos, los maldicen y esperan la inverosímil multiplicación de los panes y los peces.

Atrás quedan los años de las vacas gordas, del consumo alocado, del papá estado, rico y generoso, que nos llenaba la cartilla puntualmente.

Ayer éramos felices porque consumíamos cantidad, la calidad de la vida no importaba, se medía todo por la cantidad de viajes, de productos, de compras, de satisfacciones y caprichos consumidos.

Todo tiene un stop.

Las autopistas tienen una última salida, hemos llegado a la salida: Las Vacas Flacas. Stop al crecimiento. Freno al frenesí.

Los políticos, recortadores de vaquillas en la plaza mayor, recortarán y recortarán y se preguntarán: ¿Cómo conseguir un crecimiento mayor? ¿Cómo crear puestos de trabajo para entretener a la gente?

Nosotros esperaremos, unos pasivamente, otros en permanente rebeldía e indignación, que se les encienda el bombillo y encuentren la manera de matar las siete vacas flacas. Pero si son tan sagradas como las de la India tenemos para rato.

Bendita Crisis si lo es también para los de arriba, los millonarios y billonarios, los del uno por ciento, para que caigan en la cuenta de que hay gente que vive siempre en la crisis por su culpa y que es responsabilidad suya moral y social poner sus bienes al servicio del bien común.

Bendita Crisis si todos caemos en la cuenta de que vivimos en un planeta en el que todo es limitado: el petróleo, los minerales, el agua…y que no podemos saquear la tierra sin piedad.

Bendita Crisis si nos ayuda a poner freno al consumo, dios menor del hemisferio norte, y nos mentaliza para vivir austeramente, austeridad palabra tabú, que es más humano y solidario.

Bendita Crisis si trae consigo la eliminación de los ejércitos, de las armas nucleares y de todas las armas que matan y escuchamos al profeta-poeta Isaías: “Forjarán de sus espadas azadones y de sus lanzas podaderas. No se adiestrarán para la guerra”. Todo se invertirá en la paz.

Bendita crisis que hará que la Navidad sea más Navidad con menos despilfarro y más solidaridad con los que viven eternamente en la Crisis.

El futuro tiene más de drama que de idilio. ¿Habrá vida después de la crisis?