EL BILINGÜISMO DE CALASANZ

P. Félix Jiménez Tutor, escolapio

 

 

 

 

 

Ser moderno, estar al día, es ser bilingüe.

Mis ocasionales feligreses de Villabuena, funerales y bautizos, y los del Pilar ya no escuchan los latinajos bárbaros de antaño, ahora, sorprendidos y sonrientes, escuchan, por primera vez en su iglesia, la lingua franca de este hoy sin fronteras.

Todos los centros escolares de Soria, públicos y privados, creen que para dar la talla y viajar en el AVE de la modernidad tienen que colgar a la entrada el bumper sticker de "We are bilingual", somos bilingües.

En este mundo globalizado, la movilidad, ya en avión o en cayuco, es uno de los signos de los tiempos.

La geografía del nacimiento ya no significa nada en esta mezcolanza maravillosa de razas, lenguas, religiones, colores y comidas. Y el inglés, no por misión imperial sino por misión comercial, el dinero habla más fuerte y mejor que nadie, se ha convertido en la moneda corriente de la comunicación.

Según el profesor David Crystal nadie es dueño del inglés, recorre el mundo como cualquier otro producto, y es contaminado por las tres cuartas partes de la población mundial con acentos perversos.

Hay muchos bilingüismos en el mundo de los humanos.

Frente a la palabra, el lenguaje de los abrazos, del de las obras, el de las medallas, el de los aplausos, el de los abucheos y el del silencio.

El 25 de agosto, año tras año, la familia escolapia de Soria y del mundo, celebramos la fiesta de San José de Calasanz.

Calasanz, cura y maestro, viajó a la Roma imperial de los Papas en busca de una "canonjía", dolce far niente de los clérigos de todos los tiempos.

Aquel cura, cansado de mendigar por los pasillos del poder, cayó del caballo canónigo y encontró el tesoro escondido de la infancia sin voz, sin futuro y sin una educación bilingüe.

Calasanz botó sus ambiciones en el Tíber y soñó que los llamados a triunfar son los niños y creó una escuela abierta a todos, ricos y pobres, judíos y gentiles, la primera escuela bilingüe.

Expresó su bilingüismo con dos palabras de siempre: Piedad y Letras. Hoy, este lema que –a mí me suena bien- lo traducen por Fe y Cultura. Las dos dimensiones fundamentales de este ser menesteroso que siempre será el hombre.

La fe, relación con la trascendencia, vende poco y mal. El más allá y el Señor que me espera en la última salida del highway ya no es imán para los innumerables couch potatoes de hoy.

La cultura que perdura, relación con lo mejor de la humanidad, se ha evaporado frente a la cultura de los récords olímpicos, de las proezas más extravagantes y de todo lo efímero.

El bilingüismo de Calasanz en sus escuelas y en todas las escuelas de curas, hoy devaluado y mortecino, it is a must, debe revivir a pesar de que los vientos sean contrarios.

Toda la comunidad educativa, los maestros los primeros, invitados a tomar el EPO de la fe. Es gratis y no descalifica a nadie.

HERALDO SORIA nos regala los miércoles el periódico escolar.

Mi impresión es que no llega al aula, se queda en el casillero de los profesores para su lectura privada. Ya va siendo hora de que esa sección sea bilingüe, ¿o no?