CONOCER  EL  ISLAM

P. Félix Jiménez Tutor, escolapio.....

.  

 

El Genoma Humano, laberinto de cromosomas y genes, ya ha sido totalmente transitado e iluminado.

El Dr. Dean Hamer dice haber encontrado en ese mapa un punto muy especial, el gen VMT2, el gen de dios, facilitador de la fe en Dios.

Creer en Dios para los que tienen ese gen es más cuestión de química que adoctrinamiento. Según esta fantasiosa teoría ser o no ser ya no es la cuestión, sino tener o no tener el gen de dios.

¿Hay un gen católico y otro musulmán y otro budista y…? No lo sé. Lo que sí sé es que Dios tiene muchos nombres, muchos adoradores y muchas maneras de ser experimentado y celebrado. Acercarnos al fenómeno religioso en su variedad y multiplicidad es una necesidad.

El Islam está llamando a las puertas de Occidente y éste se estremece ante su oleaje fervoroso y poderoso, testosterona pura en ebullición.

Años atrás, cuando a algún católico le invitaban a afiliarse a otra religión solía contestar: "no conozco ni practico la mía que –es la verdadera- como para uncirme a la suya."

Por historia, geografía y cultura no podemos ignorar nuestro pasado árabe. Ágreda presume de ser la villa de las tres culturas y Noviercas exhibe su torreón maravillosamente maquillado y aún hablamos del barrio de Argel. Más que amueblar el presente con reliquias del pasado, hay que sentarse a reiniciar la conversación interrumpida y conocerse.

Yo ya sé que según el calendario del Islam nací el 28 del mes de Safar de 1361. Y El Corán, junto a la Biblia, forma parte de mi lectura cotidiana.

Allahu Akbar, Dios es más grande, grito y oración del muecín desde los minaretes es recordatorio de que "Dios, no hay dios sino El, el Viviente, el Subsistente".

El corazón de la revelación del Islam está en la unicidad de Dios, su trascendencia y su ubicua presencia. Entre Dios creador y el hombre creado hay una ruptura total.

Dios mira, ama y juzga con clemencia al hombre y todo lo que hace. Éste reconoce y venera al Dios al que debe todo.

"La alabanza a Dios, Señor de los mundos. A ti adoramos y a ti pedimos ayuda. Condúcenos al camino recto, camino de aquellos a quienes has favorecido, que no son objeto de tu enojo y no son los extraviados".

Credo sencillo. Un Dios, nada ni nadie, ni siquiera Jesús puede ser asociado con Dios.

El Corán no es un libro humano y es más que un libro inspirado, es literalmente Palabra de Dios.

Mahoma, analfabeto, es mero trasmisor de la palabra que recibe de Dios por medio del ángel Gabriel. Por ser Palabra divina es intocable, perfecta, hace presente a Dios y recitar El Corán en árabe, tal como Mahoma lo recibió, es encuentro con Dios mismo. Para nosotros, los católicos, la Biblia es mero instrumento, lo importante es el encuentro con Jesucristo.

Por sorprendente que nos pueda parecer hay jóvenes que interrumpen sus estudios para dedicar hasta dos años a memorizar todo El Corán. Y los musulmanes del mundo entero, sea cual sea su lengua materna, oran en árabe, la lengua del Libro Santo. Sólo un 16% de los musulmanes son árabes.

¿Se imaginan a los católicos del mundo orando todavía en latín?

Hemos estrenado el siglo XXI lejos de la pax romana y la pax americana. La palabra jihad se ha introducido silenciosamente en nuestro vocabulario y los cimientos de la tierra han vuelto a temblar.

Islam y Cristianismo, dos grandes religiones, Oriente y Occidente, dos civilizaciones, llamadas no a vivir enfrentadas sino a convivir y entenderse.

La Casa del Islam, Dar al-Islam, con más de mil millones de fieles, con miles de caras y tendencias, con la religión y la política unidas como hermanos siameses, necesita abrir las ventanas y hacer su aggiornamento.

Si no estamos llamados a querernos, sí a dialogar y conocernos.

Dieciocho millones de musulmanes viven en Europa y están aquí para quedarse. Éstos no dejaron el Islam en sus países de origen, aquí lo han redescubierto y están forzando a la sociedad a encontrar nuevas maneras de convivencia entre la tradición secular y la religiosa.

.