HOMILÍA DOMINICAL - CICLO A

  Trigésimo primer  DOMINGO

P. Félix Jiménez Tutor, escolapio ...

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 Escritura:

Malaquías 1,14 - 2,2.8-10; 1 Tesalonicenses 2,7-9. 13;

Mateo 23, 1-12

EVANGELIO

En aquel tiempo, Jesús habló a la gente y a sus discípulos diciendo:

- En la cátedra de Moisés se han sentado los letrados y los fariseos; haced y cumplid lo que os digan, pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos no hacen lo que dicen. Ellos lían fardos pesados e insoportables y se los cargan a la gente en los hombros; pero no están dispuestos a levantar un dedo para empujar. Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y ensanchan las franjas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias por las calles y que la gente los llame "maestros".

Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar maestro, porque uno solo es vuestro Maestro y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo. No os dejéis llamar jefes, porque uno solo es vuestro Señor, Cristo. El primero entre vosotros será vuestro servidor.

El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.

 

HOMILÍA 1

Un joven - de buena posición social - comenzó a salir con una joven artista.

Esta relación era cada más íntima y el joven estaba considerando la posibilidad de un futuro matrimonio. Pero como era muy precavido contrató a un detective privado para investigar a la joven y asegurarse de que no había ni otros hombres, ni otros hijos, ni ninguna deuda, ni nada oscuro en el armario de su vida.

El detective desconocía esta relación. Sólo le dieron el nombre de la joven a investigar.

Durante meses siguió las andanzas de la joven y, al final de su investigación, entregó el siguiente informe.

Es una joven encantadora, honrada, y muy decente. Sólo hay una cosa que reprocharle.

Últimamente sale con un joven -de muy buena posición social- que es de carácter dudoso y de una reputación más que sospechosa.

Este joven hipócrita recibió la medicina que necesitaba:

  • mira en tu armario primero y límpialo,

  • no señales a nadie con el dedo,

  • fue denunciado por sus malas artes.

Todos los domingos abrimos el Libro, proclamamos la palabra y la rumiamos para hacerla nuestro alimento porque, el Libro y nosotros, la palabra de Dios y nosotros, somos inseparables.

Jesús, en este episodio de su vida, está haciendo de detective privado,

Está investigando las palabras y la conducta de esos fariseos –de buena posición social- y sobre todo de –buena religión-.

Y, hoy, nos da su informe.

Estos fariseos son de reputación más que sospechosa:

  • Hacen de la religión un negocio.

  • Manipulan la ley de Moisés para sus propios fines.

  • No sigan su ejemplo.

  • No obran para Dios sino para la galería.

  • Buscan los mejores sitios.

  • Buscan honores y títulos.

  • Todo es fachada, por dentro llenos de esqueletos .

  • No les conviene el matrimonio con estos hipócritas.

Jesús, el detective privado, está denunciando una religión falsa, vacía, de ritos y costumbres superficiales. Llevan la Biblia en la mano, no en el corazón.

¿Qué es la religión? ¿Qué es el culto verdadero? ¿Qué es el templo? ¿Qué es la alabanza de la vida que no la de los labios? ¿Qué es esta comunidad de Nuestra Señora del Pilar?

Hermanos y hermanas, el culto, la espiritualidad, es el cordón umbilical que nos religa, que nos une con Dios nuestro Padre. Un cordón umbilical que no se puede cortar porque nos quedamos huérfanos, nos separamos de la fuente de la vida y de la felicidad.

Jesús les está diciendo a los fariseos, a los hipócritas, de ayer y de hoy, ustedes han cortado el cordón umbilical que les une a Dios y a los hermanos. Ustedes se han quedado con lo que no sirve para nada: la ley, las apariencias, los saludos, las palabras, las citas de la Escritura.... Ustedes buscan seguidores para su causa, no para la causa de Dios.

¿Si Jesús tuviera que hacer un informe de nuestra parroquia qué diría?

¿Nos ve Jesús como a los fariseos de su tiempo? ¿Vacíos, superficiales, sin los frutos del amor, con el cordón umbilical de nuestro Dios cortado?

Todos llevamos dentro un pequeño o gran fariseo, el reto consiste no en disimularlo sino en eliminarlo poco a poco con la gracia de Dios.

El reto consiste en no señalar a nadie con el dedo sino en dirigirlo a uno mismo y pedir, a gritos, la ayuda de Dios.

El reto consiste en vivir religado a Dios y a los hermanos.

Lo que Jesús quiere que aprendamos, hoy, y vivamos es que, en la comunidad de Jesús, todos somos discípulos, todos alumnos, todos aprendices.

  • Sólo hay un Maestro: Cristo.

  • Sólo hay un Señor: Cristo.

  • Sólo hay un Dios, Padre de todos.

Y el más importante entre ustedes no es el que más habla, ni el que mejor predica, ni el que preside, ni el que aparenta... El más importante es el que más sirve a los demás.

Las palabras humanas son necesarias e importantes y, aunque a veces sean hipócritas y no manifiesten nuestra oculta intención, si no están de acuerdo con la única Palabra, la del Señor, nos disminuyen y denuncian.

HOMILÍA 2

LA CÁTEDRA DE MOISÉS. LA CÁTEDRA DE SAN PEDRO

Un hombre sencillo, un pastor, por su fidelidad y su devoción a su rey fue elegido como primer ministro del reino.

Los otros ministros, ofendidos y llenos de envidia, le declararon la guerra. Que un hombre sin apellidos famosos y sin títulos nobiliarios hubiera sido honrado con semejante cargo les parecía una infamia.

Espiaron su vida para poder acusarlo y eliminarlo, pero no encontraron nada. Alguien descubrió que una vez a la semana se cerraba con llave en una pequeña habitación durante una hora. Los ministros se lo comunicaron al rey y le dijeron que sospechaban que allí almacenaba las riquezas que robaba. El rey no les creyó, pero les permitió entrar en esa habitación secreta.

Sólo encontraron unas viejas zapatillas y unas viejas ropas. Lo llevaron ante el rey y éste le preguntó qué significaban esas pobres ropas.

“Yo llevaba estas ropas cuando era pastor. Me las pongo una vez a la semana para no olvidarme de lo que fui y cuan indigno soy de la confianza que su majestad ha depositado en mí”, contestó el primer ministro y pastor.

En todas las religiones hay líderes y seguidores, jefes y súbditos, maestros sabios y alumnos ignorantes, santos y pecadores, curas y laicos, fariseos y pueblo…

Los que se sientan en la cátedra de Moisés, en la cátedra de Roma, en la cátedra de Canterbury…en todas las cátedras del poder y del saber, en las cátedras de todas las religiones, a todos se dirige la crítica feroz que Mateo, en el evangelio de hoy, pone en boca de Jesús.

Esta diatriba vale para los fariseos de ayer y para los fariseos de todos los tiempos.

Los de arriba reciben más honores, visten ornamentos más lujosos, proclaman nuevas normas cada día, espían a los de abajo, les imponen cargas que ellos no llevan, maximizan la importancia de la obediencia a las normas y el respeto a sus personas, minimizan el amor y la misericordia y al ser más visibles son más criticados. Pero el enojo de Jesús vale para todos los miembros de cualquier religión.

Disfrazarse de cristiano cuesta poco. Cumplir unas normas y unos ritos es cómodo y da seguridad. Nos libera del juicio severo de los guardianes de la ortodoxia, pero no nos da la alegría de Jesús y, muchas veces, no nos conecta con el Dios de Jesús.

Todos cuidamos el afuera, la fachada, lo que todos ven. Cuidar el interior, embellecerlo y fortalecer el carácter y la coherencia entre lo que decimos y lo que hacemos nos preocupa mucho menos. Nadie lo ve.

En esta sociedad en la que todo se falsifica, el fariseísmo es una falsificación eterna. Todos, los de arriba y los de abajo, todos convocados a ser lo que decimos ser. El fariseísmo, la hipocresía, es un problema que se da en todas las religiones, en todas las iglesias y en la vida de todo cristiano. No es fácil vivir con radicalidad la fe que decimos profesar. Los otros siempre encontrarán inconsistencias y fallos entre nuestra fe y nuestra vida.

La Iglesia no es un museo de santos. Es más bien un hospital para pecadores”.

Los líderes religiosos, blanco de la ira de Jesús en este evangelio, tienen que estar abiertos a todos, “vosotros sois hermanos”, vivir con dedicación el servicio y ser humildes.

Como el pastor, tienen que ponerse las viejas ropas, hacer memoria de su debilidad y agradecer a Dios el honor y la carga del ministerio.

Tienen que señalar a Jesús, el líder de la banda, y reconocer con humildad que todos somos extras en esta gran orquesta de la vida cristiana, empeñados en que el Señor Jesús sea conocido, amado y seguido. “A Dios sólo tienes que adorar”.

En el año 1953 un hombre llegaba a la estación de ferrocarril de Chicago. Le habían concedido el Premio NOBEL DE LA PAZ. Bajó del tren un hombre alto con el pelo enmarañado y un gran bigote.

Allí lo esperaban las autoridades y los reporteros con sus cámaras. Les dio las gracias y pidió que le excusaran un momento. Caminó entre la multitud y se dirigió a una señora negra muy mayor que apenas podía llevar dos grandes maletas. Le cogió las maletas, la acompañó hasta el autobús y le deseó un feliz viaje.

Albert Schweitzer pidió disculpas a las autoridades y reporteros por haberles hecho esperar. Un reportero exclamó: “Es la primera vez en mi vida que veo un sermón que camina”.

HOMILÍA 3

Walter Conkrite recalls the following incident.

Sailing back down the Mystic River, I am reminded of the time a boatload young people sped past us, its occupants shouting and waving their arms. I waived back a cheering greeting and my wife said, “Do you know what they were shouting?”
Why, it was “Hello Walter, Walter.
No, she said. They were shouting: “low water, low water”.
Such are the pitfalls of fame’s egotism.

“Blessed is the one who reads aloud the words of this prophecy, and blessed are those who hear it and take to heart what it is written in it because the time is near”. Revelation1

Today’s message is not about the person next to me. It is about me. It is about humility.

Swallow your pride today, it is not fattening.

If we approach the text with the correct attitude we are all included in it. It is not only about the scribes and the Pharisees of yesterday, the Word of God is always about us. The text is always in the present whether we like it or not.

Marc, Matthew, and Luke portray the Scribes and the Pharisees as enemies of what they saw as the reduction of the true religion.

Jesus criticized them for their public show of religious fervor without performing what God required of them.

Pharisees wanted purity, they presented themselves as the mouthpiece of God, yet they did not obey the oppressive laws that they claimed came from God.

They were true functionaries. And there were social benefits to their sacred role.
They sat on Moses’ seat.
They were addressed with titles.
They were honored at banquets and gatherings.
They were highly respected members of the community.
They were the authorized preachers of the Law, the Torah.
They were the scholars of the day.
They were enemies of Jesus’ new interpretation of the Law. Love was not their favorite word. The covers of the book were more important than the inside.

Jesus came to remove the face mask that covered their religiosity and show the people their true colors. He gave them a new name, hypocrites. He gives us today a lesson about hypocrisy and invites us to love and practice humility.

Hypocrisy is when you have nothing inside, and you still want people to praise you.

Hypocrisy is nothing better than skin-deep holiness.

Is our holiness something that springs from the inside, or is it something you put on, on the outside?

Are we an empty building with a beautiful facade?

Doing works of religious devotion to be seen by men sometimes fools men, but never fools God.

Jesus Christ does not call us to be famous or rich, to wear the face mask of perfection or the crown of the saints, to use many pompous titles and dazzling vestments, He calls us to be faithful and to be humble.

Our society, against our will, has made us more humble because we are no longer needed.

It would be powerful and meaningful for the world if the believers were not only men of big words but men of big deeds.

Humility is a greatly under-emphasized virtue among men. It is preached in churches about Mary and Joseph and the saints, when someone dies he is honored with the title of humble. Every dead person is by the law of nature humble, nothing.

We, religious people, we who are here in church this Sunday do not know what true humility means. We do not know how to appreciate it and we are not at all sure we want to have one per percent of humility.

Men have to glorify God, not men. “The greatest among you must be your servant. Whoever exalts himself will be humbled, but whoever humbles himself will be exalted”.

For the power and the glory are yours now and forever. Amen