EL LIBRO Y LOS LIBROS

P. Félix Jiménez Tutor, escolapio

   

 

Érase una vez un país que, por orden de la autoridad competente, mandó quemar todos los libros. No bibliotecas, no librerías, no libros en las estanterías de las casas, un país libre de libros. Pero la necesidad de leer ni se puede eliminar ni legislar. En el país quedaban los hombres libro.

Los hombres libro, ocultos en las entrañas del bosque, eran solicitados por los enfermos de amor por la lectura. Buscaban al hombre Quijote, al hombre Hamlet, al hombre Job…y éstos en lo secreto de un confesionario les recitaban el libro de principio a fin.

Esto contaba una película, crítica a todos los bárbaros que quieren matar las cosas del espíritu, cuyo título no logro recordar.

Yo que creo cometer un pecado mortal el día en que no abro un libro, encuentro risible y divertida la idea de que las escuelas, templos erigidos al dios libro, tengan que organizar una "semana de animación a la lectura". Se montan decorados televisivos que se eternizan en los pasillos, pero todos saben que detrás del decorado no hay nada.

El movimiento se demuestra andando. Ojalá en la escuela-familia y en la escuela-escuela hubiera menos mandos y más libros.

Robar tiempo a las ocupaciones cotidianas para sumergirse en el silencio encantado de un libro es una aventura bendecida por todos los dioses.

Nunca se han publicado tantos libros y nunca nuestros jóvenes han leído tan poco.

En USA se publica un libro de ficción cada 30 minutos y cada año se publican más de 175.000 nuevos libros.

¿Cómo elegir el libro que saciará mi apetito?

¿A qué gurú consultaré para que ilumine mi decisión?

La lista de los libros más vendidos es un criterio a olvidar. En alguna ocasión, el boca a boca me ha tratado bien. "Los Martes con mi viejo Profesor" y "El niño del pijama de rayas", regalos de feligreses lectores, más que alimentar mi curiosidad, fueron bengalas cuyo resplandor aún sigue iluminando mi hoy.

Un libro, no traducido, que me intrigó desde que leí las primeras críticas fue "The Year of Living Biblically". Mi amiga Emily, conocido mi antojo, me lo sirvió en bandeja de plata.

Un judío agnóstico, serio y divertido, examina los grandes mandamientos y las normas rituales, letra pequeña, de la alianza entre Dios y su pueblo y, con más voluntad que acierto, emprende un viaje por la autopista de las leyes.

"Día 366. Mis hijos gemelos han estado en este mundo ocho días, lo que significa que hoy es el día para cumplir uno de los primeros mandamientos bíblicos: la Circuncisión. La Circuncisión es un ritual loco e irracional. Pero este es el tema: Es mi herencia loca e irracional. Y no debo rechazarla".

Además de cumplir con el mandamiento de "creced y multiplicaos", circunda a sus gemelos para no romper con una herencia milenaria.

Se tomó el libro en serio y al final del año era, según él, otro A.J. Jacobs.

Y entre los libros, el Libro.

Las grandes religiones son las religiones del Libro. Libro proclamado y predicado en las mezquitas, las sinagogas y las iglesias del mundo.

Los Protestantes absolutizan el Libro con su dogma: Sola Scriptura.

Los católicos tenemos tantas carreteras: santos, reliquias, novenas, romerías…que nos cuesta encontrarnos con el Libro.

El Libro es mi libro porque es el manantial en el que han bebido todos los libros, es el más poético, el más variado, el más rico y el más poderoso para cambiar el mundo y los corazones. Póngalo entres sus libros.

Mañana, Día del Libro, Heraldo Soria les regala un libro, mi libro.

En este tiempo en que la tecnología lo hace todo más rápido, más barato y mejor, el abanico de las creencias también se ha diversificado y multiplicado. Las religiones no se viven como solución sino como problema.

Mis crónicas, apuntes entrecortados, apuntan a un futuro predecible y posible. Y ya está aquí.