LA DIETA CUARESMAL

P. Félix Jiménez Tutor, escolapio

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“Leo sus sermones de los martes en el Heraldo”, me comentaba un señor. Yo me quedé perplejo. Pensaba que sólo predicaba en la iglesia y que los martes decía lo que muchos piensan y no se atreven a decir.

Hoy, martes, víspera de la Cuaresma, no quisiera sermonear, sí animar e inspirar. Tenemos predicadores oficiales de la Cuaresma que lo tienen más fácil, predican a los que tienen el pie en el estribo y creen estar ya convertidos.

La Cuaresma es tiempo de predicar a los admiradores de la divina Lady Gaga que canta:

“I was born this way (Nací  así)

‘Cause God makes no mistakes”.  (Porque Dios no comete errores.)

Verdades que desdramatizan la condición humana, la eterna lucha entre la obediencia ciega a Dios y la absoluta independencia, dos actitudes que Dios repudia.

Mañana, Miércoles de Ceniza, comienza el maratón cristiano, nuestro Ramadán, palabra que ya es más familiar a muchos que la palabra milenaria de cuaresma.

La religión, semáforo siempre en rojo, pone el acento en el NO, en  prohibiciones sin cuento que ahuyentan a las masas.

Tradicionalmente, en nuestra cultura cristiana, la Cuaresma se ha vivido como tiempo penitencial, tiempo de ponerse a dieta.

A dieta: adiós al bocadillo de chorizo los viernes, adiós al postre, al chocolate…

A dieta: adiós al sexo, candado a la serpiente de un ojo, a la lujuria de los ojos y del tacto.

A dieta: adiós a la televisión e Internet que pornifican todo lo que tocan.

A dieta: adiós a la lengua blasfema y calumniadora.

La dieta cristiana convertía la Cuaresma en tiempo sombrío, verdadero eclipse solar, sin amaneceres y ocasos maravillosos, en el querubín que nos prohibía acercarnos al árbol de la vida que está en el centro del paraíso.

Yo creo en la Cuaresma, viaje más espiritual que religioso, viaje al interior y al exterior.

Yo, obra inacabada, siempre in progress, no necesito ninguna dieta, necesito una dosis extra de vitaminas para robustecer mi esperanza, “I was born to survive”, -nací para sobrevivir- canta Lady Gaga, para dejarme amar por el Gran amor y los pequeños amores. Sí, tengo un interior que amueblar y engordar.

Y mirar al exterior y escuchar los gritos de los hombres que buscan trabajo, que piden libertad y que, a dieta de todo, mueren de hambre.

Cuaresma, tiempo de liberarse de las necesidades, pero no del deseo que es apertura a Dios, encuentro con los otros y sanación de nuestro mundo.

Olviden la Cuaresma como imposición de obligaciones externas y ablanden el corazón para que se abra a lo importante, a las realidades del espíritu.