LA SEMILLA MÁGICA DE MOSTAZA

 

 

Érase una vez una mujer que lloraba la muerte de su único hijo. En su dolor, fue a visitar al hombre santo y le preguntó: ¿Qué oraciones y qué mágicas encantaciones tienes para devolverme mi hijo?

En lugar de despedirla o razonar con ella le dijo: “Búscame una semilla de mostaza en una casa que nunca haya conocido la tristeza y la usaremos para arrojar fuera la tristeza de tu vida”.

La mujer se puso en camino en busca de la semilla mágica.

A la primera puerta que llamó era la de una gran mansión. Cuando la puerta se abrió preguntó: “Estoy buscando una casa que nunca haya conocido la tristeza. ¿Es éste el lugar? Es muy importante para mí”.

Le dijeron: “Ciertamente esta es la casa equivocada”. Y le describieron las tragedias por las que estaban pasando.

La mujer se dijo: ¿Quién mejor que yo para ayudar y consolar a esta pobre y desgraciada familia? Al fin y al cabo yo conozco bien la tristeza.

Se quedó con ellos un tiempo y siguió buscando la casa que no había conocido la tristeza. Pero a todas las casas que llamaba escuchaba las mismas historias de tristeza y de desgracias.

La mujer se dedicó tanto a consolar a los demás que, sin darse cuenta, se liberó de su propio dolor.

Con el tiempo llegó a comprender que la búsqueda de la semilla mágica de mostaza había arrojado el sufrimiento de su vida.