NUEVOS PROPÓSITOS

P. Félix Jiménez Tutor, escolapio.

 

 

Estrenar año es también una responsabilidad. Atrás quedan los lamentos, ahora es tiempo de hacer nuevos propósitos para engendrar la tierra nueva y el cielo nuevo.

Los curas, predicadores del arrepentimiento y del propósito de la enmienda, han dejado de predicar contra el sexo. Han caído en la cuenta de que nadie hace caso, los jóvenes cristianos ya no creen en eso de “el amor verdadero espera” y se guían por el “todo el mundo lo hace”, la naturaleza es más sabia que los viejos manuales de moral, y saben que el mejor regalo de Dios a los hombres es el de la gozosa procreación.

¿Y la pornografía? Los curas, en este 2012, tendrían que lanzar una cruzada contra la pornografía, esa industria billonaria que esclaviza a las personas de todas las edades, profesiones, colores, ricos y pobres.

No se rasguen las vestiduras si les digo que para el cuarenta por ciento del clero americano la pornografía vía Internet es “uno de los problemas más creciente y que más afecta a su ministerio”.

El Reverendo Bernie Anderson, víctima de la pornografía ha escrito su historia en un libro: “Romper el silencio. Historia de un párroco que hace pública su lucha contra la pornografía”.

“Cedí a mi lado oscuro y me encaminaba a mi inevitable destrucción”.

El Reverendo rezaba y rezaba para liberarse, pero seguía enganchado como el drogadicto a su cocaína.

Se casó con una hermosa joven, pensaba que la erótica matrimonial sería satisfactoria y plenificante, pero al mes volvió a la droga de su elección. “Necesitaba decírselo a alguien” confiesa y superada la vergüenza de la confesión, escupir el veneno es siempre el primer paso, comenzó la sanación espiritual.

Así nació el programa de los 12 pasos para luchar contra la adicción a la pornografía.

Los Alcohólicos Anónimos, inventores de los 12 pasos, se reúnen en salones parroquiales, en lugares discretos, en la oscuridad de la noche, para la terapia testimonial y comunitaria.

Los adictos a la pornografía ya tienen su itinerario salvífico.

Play Boy , Penthouse, Interviu…y demás revistas eróticas venden menos que antes. La pantalla solitaria es el santuario de una industria diabólica que deshace matrimonios, esclaviza, traumatiza y deshumaniza a sus clientes.

“Algunos se hicieron adictos a los 15 años y llevan 10 años con la adicción a cuestas” comenta el sicólogo Dumouleix.

Yo descubrí la pornografía a través de las “páginas guarras” que mis alumnos de la ESO visitaban y me indicaron en una encuesta. Más tarde, por mi cuenta, descubrí otras que en el 2012 no voy a visitar. Nuevo propósito para el Año Nuevo.