OBAMA SÍ REZA

P. Félix Jiménez Tutor, escolapio

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El 2 de febrero se celebró en Washington el National Prayer Breakfast, la jornada de oración, y el presidente Obama, ante su gabinete, los miembros del Congreso, los invitados famosos y muchos Reverendos, pronunció un discurso en primera persona y dio testimonio de su experiencia de fe y de oración.

Dudo que nuestras pregoneras de la Semana Santa, semana más de interés turístico que religioso, hablen de su experiencia religiosa o den testimonio de algo. Ya ni las derechas saben rezar.

Harán pregones culturales, uno de esos de one size fits all, sin mística, sin profundidad, agua estancada que no invita a la inmersión. Los políticos españoles huyen de la religión como de la sarna.

Tendría que existir, en algún lugar, un púlpito para que los políticos hablaran sin complejos atávicos de sus creencias, de sus sueños y de su visión del reino del hombre para esta humanidad aburrida y asustada del siglo XXI.

En New York desde el púlpito de la iglesia de Riverside Church han predicado sobre lo divino y lo humano muchos presidentes del mundo, preferentemente de izquierdas.

La reflexión-testimonio de Obama no ha tenido eco en la prensa, pero está en la red para quien quiera leerla.

“Me despierto cada mañana y hago una breve oración y dedico un tiempo a la Escritura y la devoción. De vez en cuando mis amigos, algunos están hoy aquí, amigos como el Reverendo Joel Hunter o T.D. Jakes vienen al Oval Office o me llaman por teléfono o me envían un email y oramos juntos y rezan por mí, por mi familia y por nuestro país. Pero no todo termina ahí, sería negligente si todo terminara ahí, si mis valores se limitaran a momentos personales de oración o a conversaciones privadas con pastores o amigos. Yo debo intentar, -imperfectamente, pero debo intentar- y asegurarme que esos valores me motivan como líder de esta gran nación”.

Obama, hombre bíblico, se aplica las palabras del Génesis y se dice “yo soy el guardián de mi hermano” y se exige y nos exige dar algo de nosotros mismo para mejorar la vida de los demás.

Obama confiesa al final de su testimonio: “Me pongo de rodillas con gran regularidad desde aquel momento (su encuentro con el Reverendo Billy Graham, el pastor de América) para pedir a Dios dirección en mi vida personal y en la de esta nación”.

“Él nos guiará, siempre lo ha hecho, siempre lo hará”.

En la América de Obama conviven en paz todas las religiones, se reza a todos los dioses en todas las lenguas de la tierra, en templos grandiosos y en sótanos pobres. Nadie amenaza a nadie. La tolerancia es la señal de que los sacrificios de Caín y los de Abel son igualmente agradables a Dios.

Obama sí reza públicamente y su fe ilumina y guía sus decisiones.