RELIGIÓN Y MODA

P. Félix Jiménez Tutor, escolapio....

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Vivimos seducidos por lo efímero. La moda, siempre cambiante, es la religión de lo efímero. Los escaparates se transfiguran todos los días y nos revelan la esencia de cada estación del año y de cada fiesta ya secular o religiosa. La moda viste los cuerpos y, desde su gloriosa intrascendencia, los venera y adora como si de dioses se tratara.

H&M celebró, hace unos días, su gran fiesta de la moda. Bajo el templo efímero y nómada, una gran tienda de campaña, 730 devotos se corrieron ante tanta belleza transfigurada en el mini-tabor del Central Park. Cada uno de esos fieles le costó al sumo sacerdote de H&M diez mil dólares. La calidad tiene un alto precio y sus predicadores merecen su recompensa.

Los consumidores celebran semanalmente la liturgia de lo efímero en el ritual del window shopping, admirar escaparates.

Años atrás, sólo las tiendas especializadas vendían objetos religiosos. Hoy, la religión está de moda y mil garitas y tiendas bien venden artículos y T -shirts con mensajes religiosos.

Años atrás, hacer alarde de religiosidad era algo impensable, hoy, está bien visto y es alabado. La religión se ha convertido en una marca más.

¿Qué turista no vuelve a casa con una docena de camisetas que dicen I Love New York?

Éstas aún se siguen vendiendo pero ya están muy vistas La moda, venenosa serpiente, siempre nos abre los ojos a nuevas realidades y susurra nuevos mensajes.

Los jóvenes más gregarios y más seducidos por lo efímero, pregonan su inocencia, su identidad, su cultura y su tribu con un eslogan en la camiseta. Y, ahora retando al mundo, pregonan su fe y su identidad religiosa. ¿Moda o algo más?

Para muchos es convicción y carné de identidad, para otros es modernidad, para otros es mera ironía. La religión no se cuelga en el armario, hay que llevarla puesta todos los días.

En mis idas y venidas de casa a la iglesia, en esta primavera radiante en que los únicos bien vestidos son los árboles floridos, me tropecé con una joven y leí su sonrisa y su camiseta: Got Jesus Juice? Juice es el consabido jugo de naranja... el mensaje se me antojaba demasiado simple.

Consultado el diccionario," juice" alucina: licor, poder, energía, dinero, esteroides... ¿Qué Jesus' juice ofrecía esta joven?

Muchos mensajes subliminales decoran las vallas andantes de la ciudad. Me gustan esos pechos fervorosos pero no son para mi. Yo con pasear, de vez en cuando, mi camiseta que dice Noviercas me contento.

"Anoche un DJ (un Jesús rubio) salvó mi vida".

"Jesús me ama incluso a mi".

"Deja las drogas y ven a recibir un abrazo".

"Jesus is my homeboy".

Letanía moderna para gente que no sabe ni latín ni la de los santos.

El American way of life, según Santayana, es un gran disolvente. Todo lo diluye, incluidas las religiones, en moda y en dólares.
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