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RESUCITAR EL PASADO, PERO ¿PARA QUIÉN? P. Félix Jiménez Tutor, escolapio.... |
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Yo no he celebrado nunca la misa en latín.
Los
menores de cincuenta años nunca la han "oído" en latín y los jóvenes,
No se trata de una broma, la misa en latín vuelve, la misa Tridentina, la que comenzaba, como en el Ulises de James Joyce, con el "Introibo ad altare Dei". La prensa francesa, inglesa y americana se han hecho eco de esta noticia más que sorprendente, preocupante. Como dice el Cardenal Godfried Danneel "detrás de esta locomotora vienen unos vagones que no me gustan". En Francia han saltado las alarmas y algunos obispos han viajado al Vaticano para intentar apagarlas. Entre nosotros, creo yo, que ni a los curas más obtusos ni a los fieles más conservadores les preocupa la noticia. Esta mirada hacia atrás, nostalgia de la misa vertical y de un pasado aún vivo, es lanzada por unos ojos muy especiales, los de Benedicto XVI.
El
Papa ama el latín, lengua oficial de la iglesia. Cuando la muerte de
Juan
Benedicto XVI no ve con buenos ojos la misa horizontal de hoy que le parece más "un picnic fraternal" que el sacrificio de Cristo. Y la considera como un guiño a la liturgia Protestante. Todos tenemos alergias que tienen difícil solución. Y envejecer es mirar hacia atrás y pensar que no hay nada mejor que el pasado en que crecimos. Además de mirar al pasado, Benedicto XVI mira a más de un millón de católicos de extrema derecha atrincherados en la Sociedad de San Pío X. Fundada por el excomulgado cardenal Marcel Lefebvre en 1988, se obstina en cerrar las ventanas que abrió el Concilio Vaticano II. Desafiando la autoridad y enrocados en su torre de marfil siguen diciendo la misa Tridentina como lo hacía Don Manuel en mi infancia. Benedicto XVI quiere caminar una milla extra con estos hijos descarriados para atraerlos al redil. Restaurar la misa Tridentina ¿será un "signo de buena voluntad", un acercamiento a los hermanos o una claudicación? Éstos nunca han prometido aceptar el Concilio en su totalidad. Para algunos teólogos esta "reforma de la reforma" litúrgica es la punta del iceberg. Temen otras miradas al pasado, otras revisiones y otras restauraciones. Hoy, con permiso del obispo cualquier sacerdote puede decir la misa tradicional. Cuando, en un futuro cercano, sea promulgado el "motu propio" de Benedicto XVI, la misa Tridentina adquirirá carta de ciudadanía en la iglesia romana y ya nadie necesitará permiso para decirla. ¿Cohabitarán dos iglesias en torno a las dos misas? Los obispos alemanes, encuestados sus católicos, dicen no existir ningún interés por ese pasado. En Estados Unidos se dicen más de 240 misas en latín. En Soria, en mi única experiencia fuera de mi parroquia, por la actitud, el lugar ocupado, el silencio y la lejanía de los presentes, una misa en latín no habría estado fuera de lugar. . |