SÓLO CATALÁN

P. Félix Jiménez Tutor, escolapio

 

 

"En Girona, por encima del catalán no está el latín. La única lengua es el catalán".

Palabras como espadas, sarampión perenne, gueto religioso, nacionalismo miope de un eclesiástico catalán desconectado de la catolicidad, de la universalidad.

La misa tridentina siempre fue un anacronismo y restaurarla hoy, más que una idea feliz va a ser una pesadilla. Pero la culpa no la tiene el latín, lengua muerta, para estudiosos de momias y descifradores de jeroglíficos.

El latín no interesa a nadie. Sólo el Vaticano se obstina en producir sus documentos oficiales en latín que tienen que ser traducidos inmediatamente para que sus destinatarios los puedan entender.

El parque Jurásico de los grandes latinistas se extinguió hace años.

Of course, el latín, en este mundo sin fronteras y americanizado, no está por encima de ninguna lengua viva, incluido el patois catalán y el lingo de los Simpsons.

Lo que me hierve la sangre es el que en la liturgia también "la única lengua es el catalán".

La iglesia, nacida el día de Pentecostés bajo el signo de la glosolalia, don de lenguas, fue y sigue siendo políglota y lleva el cromosoma y el grupo sanguíneo del hombre nuevo.

Girona, me imagino, como el resto de las provincias españolas estará llena de inmigrantes de otros colores y de otras lenguas. Éstos, tantas puertas se les cierran, acuden a la iglesia, casa sin puertas, a celebrar su fe en su lengua materna.

A algunos eclesiásticos les repugna que el Vaticano les imponga el latín pero no les crea mala conciencia imponer a los extranjeros el catalán.

La iglesia es la casa donde todos somos ilegales. Todos tenemos cabida, sea cual sea el color del pasaporte, la lengua que hablamos o la orientación sexual. Todos ilegales. Todos pecadores. Todos reconciliados por el único idioma que importa y unifica, el del amor.

El Señor Jesús se ríe de la "pureza legal" de la tribu de los sacerdotes y glorifica al pagano, extranjero e ilegal, el samaritano.

La iglesia americana, afeada por la mancha del pecado con la que tendrá que vivir en el futuro es una iglesia viva, comprometida y servidora de los pobres y emigrantes.

Conocedora de la Biblia, sabe que Dios se autodefine 103 veces como el "Dios del extranjero" y nos dice: "lo amarás como a ti mismo, porque emigrantes fuisteis en Egipto".(Levítico 19,34) Y sus iglesias se convierten en "santuario", ciudades refugio, para los ilegales.

Abierta a todos, la misa se celebra en todas las lenguas del mundo. Hay parroquias hispanas, polacas, ucranianas, africanas…y los turistas que se pasean por Mott Street, la calle Mayor de Chinatown, pueden visitar la iglesia de la Transfiguración con sus misas en chino cantonés o mandarín. Y la música, la música de la fiesta dominical, llena el templo con ritmos godspell, africanos y caribeños. Sin música no hay fiesta.

Sin grandes tensiones, sin barreras, sin lengua oficial, cada parroquia se organiza y programa su vida con libertad y de acuerdo con los feligreses a los que sirve desde el espíritu de Jesús, no desde el espíritu mostrenco y raquítico de unos curas funcionarios sin visión.
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