UN CATÓLICO MÁS

P. Félix Jiménez Tutor, escolapio

 

 

"La religión era, dice Peter Mandelson, amigo íntimo y colaborador de Tony Blair, "para él muy, muy importante. Este es un hombre que lleva la Biblia siempre consigo y lo último que lee por la noche es la Biblia".

Decir esto de un político americano, que además de ser patriota tiene que ser creyente, no llama la atención. Para ser presidenciable el factor Dios y la denominación religiosa son el password que todos los votantes deben conocer.

Los ateos y los que dieron la espalda a la religión por razones de modernidad, progresismo o simple contaminación ambiental, no entrarán en la Casa Blanca.

Los políticos españoles son los que mejor cumplen el mandamiento de no tomar el nombre de Dios en vano. La pitonisa de Delfos y las cartas del Tarot son más creíbles que todos los sermones cardenalicios.

El viejo continente se aleja lentamente de la religión cristiana y su corazón late al ritmo de las religiones sin Dios, del sólo acá, del todo acá, sin más allá.

Sólo KAKÁ, número uno del fútbol mundial, se atreve a exhibir sin pudor su camiseta con mensaje: "I Belong to Jesus", Yo pertenezco a Jesús. Evidentemente Kaká no es católico.

El día 21 de diciembre, el Cardenal Cormac Murphy O’Connor saludó, en su capilla privada, a Tony Blair con estas palabras: "Estoy muy feliz de dar la bienvenida a Tony Blair a la Iglesia Católica".

Blair, el nuevo converso, pronunciaba la fórmula que lo introducía y lo convertía en miembro de la Iglesia Católica: "Yo creo y profeso lo que la santa Iglesia Católica cree, enseña y proclama haber sido revelado por Dios".

Blair, oficialmente Anglicano, era un católico clandestino. Su esposa y sus cuatro hijos son católicos practicantes, adjetivo éste siempre innecesario. Se es o no se es.

El P. Michael Seed celebraba misa en 10 Downing Street los domingos para la familia.

En una ocasión Blair contestó a un periodista: "Yo no hablo de mi catolicismo", en lugar de "mi cristianismo". Lapsus que revelaba su secreta identidad.

Así como en América no hay candidatos ateos a la presidencia, en Inglaterra no los hay católicos. El catolicismo, siglos después del cisma de la lujuria de Enrique VIII, sigue teniendo tintes de secta en el subconsciente del pueblo inglés. "Y la Iglesia de Inglaterra continúa tratando a toda la nación como si fuera su parroquia, mientras que la Iglesia Católica se preocupa sólo de los que son católicos".

A partir de ahora, el ciudadano Blair, sin responsabilidades políticas, ya no tiene, entre otras, que presentar los nombres de los futuros obispos anglicanos a la Reina.

Con su esposa y sus hijos asistirá a misa, proclamará el Credo y comulgará como un católico más.

El Arzobispo Anglicano de Canterbury al conocer la noticia exclamó: "Un gran escritor católico del siglo pasado dijo que la única razón para emigrar de una religión cristiana a otra era para profundizar en su relación con Dios. Oro para que éste sea el resultado de la decisión de Tony Blair en su vida personal".